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lunes | 25 noviembre | 2024
En donde se acaba el mar –si empezamos por Los Limones– hay una tradición musical envidiable. Eso se demuestra día tras día en los locales de ensayo que ven desfilar por sus inmediaciones a aquellos que aspiran al estrellato, pero también a los que, por pasión, deciden dedicarle su tiempo libre al cuarto arte.
En la ciudad hay agrupaciones de todo tipo que durante todo el año hacen de los locales de ensayo de la localidad su trinchera particular, en la que se empapan de acordes y melodías. Este trabajo tiene recompensa y ayer varias de las agrupaciones fueron parte del cartel de fiestas de Ferrol.
Con la Casa do Concello de fondo, las bandas locales hicieron su propio festival en el que demostraron que la música es para quien quiera disfrutarla.
La media de edad no supera los 14 años pero las canciones que versionan hace mucho que superaron esta cifra.
Ferrock, que lleva unos cuantos conciertos a sus espaldas, apuesta por los sonidos más clásicos del rock y del metal. Xan, Eloy, Miguel y Gabriel hablan de sus familias cuando se les pregunta cómo llegaron a este tipo de ritmos.
Personalmente le tienen cariño a la Fiesta de la Cerveza, en la que ya llevan tres años siendo parte del cartel. Dicen que su público –que les suele doblar e incluso triplicar la edad– se entrega y que hace que los conciertos sean especiales.
La agrupación, además de versionar, comienza a dar sus primeros pasos en la composición y no descarta ampliar el grupo.
“A culpa é de Andrés –uno de los cinco integrantes de la banda–, que é un liante”, comenta el grupo al recordar sus inicios.
A día de hoy les define “lo ecléctico”, ya que su música es una fusión de sus gustos personales y que van desde el rock a la bossa nova pero con un nexo común, puesto que todas sus letras propias –ya que también hacen versiones– están escritas en gallego.
Suben un poco la media edad del grupo anteriormente mencionado, pero no dudan en que el sentimiento al subirse al escenario es compartido. Es más, ellos mismos llevan tiempo en las tablas y asumen que esta formación les hace ir años atrás disfrutando de la música, que “é a lenguaxe máis universal que hai”.
Herdeiros, Extremoduro e Ilegales son la inspiración de Badulaque que, además de versionar sus temas, ya se han aventurado en la composición. Sus ritmos se centran en una variedad inimaginable de géneros, pero como ellos mismos recalcan, “con tendencias al rock”.
Ellos nacen de la disidencia, de otras agrupaciones que no llegaron a triunfar como ellos lo han hecho. Vienen de tocar en el Perla Mural Fest y avanzan que van a ser cabezas de cartel del San Pipote, festividad insignia de Moeche.
Badulaque opta por temas que les doblan la edad pero tienen motivos, ya que “es la música que hemos escuchado en casa”. Aún así se atreven con temas propios que surjen de un acorde, una letra sin acabar o de una improvisación en el medio de un ensayo y avanzan que, a la larga, buscan dejar las versiones a un lado para centrarse en los temas propios.
En el caso de The Keepers la media de edad, como ellos mismos explican, es de “casi 17 años”. La decana de la agrupación tiene 20 años, frente al más joven que es seis años menor. Todos ellos son hijos únicos y esto, consideran, les hace formar una peculiar hermadad que se refleja encima de las tablas.
Llevan dos años tocando juntos y ya han llegado a los escenarios de uno de los festivales de referencia en todo Europa. Esto se debe a su potencia debajo de los focos al que han llegado a base de horas de ensayo y mucha comunicación.
A pesar de que se centran en el rock, ellos mismos asumen que fuera del escenario la música es diversa, desde reggaetón a folk pasa por sus auriculares y así demuestran que no hay fronteras.
Los de La Calle del 23 tienen claro que “si no se disfruta, la música no vale para nada”.
Los ocho que integran el grupo son parientes y han crecido con una familia que les ha enseñado a dar palmas antes que a caminar. Ellos lo llevan en las venas. Lo mismo están haciendo con sus pequeños, esperando que sean la continuación de la banda.
Han recorrido medio país para ir a tocar en todo tipo de eventos privados. Hacen de cualquier canción un ritmo bailable y tienen un súper poder especial: consiguen fusionar las letras más tristes con ritmos que no permiten tener los pies quietos.
Su música es una oda a su patrimonio, a su familia y sus tradiciones, a las que siempre recuerdan en los escenarios.
La responsable de los locales de ensayo de la ciudad, Nerea P. Carballeira, fue la encargada de la selección de los grupos que actuaron ayer en la plaza de Armas. Ella tiene claro que los espacios que ofrece el concello son más que estudios, debido a que se genera una comunidad entre músicos, independientemente de gustos o edades ya que los 30 grupos que actualmente están en los locales difieren mucho entre sí. Funcionan, también, como punto de encuentro de personas que son nuevas en la ciudad y comparten la afición musical
El espacio dentro de las festividades de la ciudad permitió que los músicos locales se pudieran implicar totalmente en el proceso de un concierto profesional. Compartieron el escenario con el resto de artistas que han pasado por la ciudad durante este periodo, con equipo técnico, pruebas de sonido e incluso camerinos. “É moi importante aproveitar o valor formativo que ten unha oportunidade así. Os grupos poden ver o traballo que hai detrás dunha actuación, como se fai de maneira profesional e canta xente hai detrás para que isto saia ben”, comentaba Carballeira.
