El Concello de Ferrol está dispuesto a asumir la custodia de los materiales hallados el verano pasado en la primera campaña de excavación del castro de Esmelle, en el marco de la Cátedra de Arqueoloxía e Educación Patrimonial impulsada por la administración local y la Universidade da Coruña.
Las piezas, entre las que se encuentran varios fragmentos de cerámica –alguno de estilo púnico, lo que revela la presencia del Tralocastro en los circuitos comerciales de la época, siglos IV-III a.C.–, una pesa pequeña para hilar, un trozo de molino rotatorio o tejas de pizarra, entre otras, están expuestas en este momento y hasta el próximo domingo, día 17, en la Sala Bello Piñeiro del Centro Torrente Ballester, como principal reclamo de la muestra “Orixes II”, en la que se explica el proyecto para Tralocastro y su desarrollo. A partir de ahí, las dos cajas que contienen el material pasarían a la zona de almacenamiento del centro , a la espera de lo que determine la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural.
El concejal de Cultura, José Antonio Ponte Far, confirmó ayer la visita de un técnico de este departamento para ver las piezas y analizar si los espacios del Torrente Ballester cumplen o podrían cumplir los requisitos de conservación que fija la normativa. Por ley, y en ausencia de un museo que los pueda albergar, los materiales deberían trasladarse al Castelo de San Antón de A Coruña, que es el centro de referencia autorizado desde hace décadas para este fin.
El edil aseguraba ayer que volverá a transmitir a Patrimonio el deseo unánime –la corporación aprobó una moción socialista en este sentido en el mes de noviembre– de que esas piezas se queden en la ciudad y, para ello, se comprometerá a dotar al espacio en el que se localizan de las condiciones ambientales y de seguridad necesarias para su correcta conservación y evitar de ese modo el deterioro de los hallazgos.
El director técnico de la excavación, Samuel Nión, ya habló de esta cuestión en noviembre, cuando recordó que las piezas tendrían que trasladarse a un museo y, en esa línea, manifestó que habría posibilidades de que Ferrol pudiese quedarse con los restos, aunque para ello debería disponerse de un espacio adecuado y con un plan de musealización que, eso sí, requiere de una visión a largo plazo, de, al menos, un par de años.
Cabe recordar que Ferrol es la única ciudad de Galicia que no tiene un museo municipal, una carencia que dificulta que puedan custodiarse piezas de valor arqueológico.
La exposición “Orixes II”, organizada por la Cátedra de Arqueoloxía e Educación Patrimonial que promueven el Concello de Ferrol y la Universidade da Coruña, se clausura este domingo, tras dos meses instalada en la sala Bello Piñeiro del Centro Torrente Ballester.
El viernes, sin embargo, los que todavía no lo han hecho tendrán la oportunidad de acercarse a los hallazgos más relevantes de la primera campaña de excavación del castro de Esmelle en la última visita guiada por el director científico del proyecto, el profesor de la UDC Juan Luis Montero Fenollós. Será a las 19.00 horas y no hay más requisito que presentarse en el centro.
“Orixes II” es el resultado de un trabajo centrado en las dos semanas de excavación en Tralocastro –40 metros cuadrados en total– y en ella no solo se muestran las piezas más relevantes que halló el equipo codirigido por Montero Fenollós y Samuel Nión –Universidade de Santiago de Compostela–, sino también una serie de paneles con información y un vídeo con el desarrollo de la campaña.
El director científico de la excavación del castro de Esmelle, Juan Luis Montero Fenollós, es partidario de que “como norma general, es decir, para este caso y para los demás, los restos arqueológicos deben conservarse in situ o lo más cerca posible de los yacimientos para que el patrimonio no se disperse”, aunque reconoce que el problema “es que en Ferrol no hay un museo: esa es una realidad”.
“La museografía ha cambiado mucho y los objetos descontextualizados y fuera de su lugar de origen pierden mucho valor educativo y de comprensión. Si es posible, y si se dan las condiciones de conservación y medios técnicos, soy partidario de que se queden aquí y creo que en este caso el Concello ha hecho lo correcto, ha hecho una solicitud, y será la Xunta la que decida, pues también debe velar por la conservación de esos restos. El Torrente puede hacer esa función, a falta de un museo en la ciudad, para el que hay un proyecto”.