Ya no se puede aparcar desde hace días en San Francisco pero en la mañana de ayer tampoco se podía circular ni acceder desde el callejón de Río Novo.
Aunque el cierre definitivo está pendiente de que comience la demolición del edificio número 4 de la calle, con la llegada de la gran grúa de 32 metros que se ubicará en el atrio de la iglesia castrense, los trabajos previos ocasionan cierres puntuales, que cogen por sorpresa a los conductores.
En la mañana de ayer, una excavadora actuó ya en la parcela ubicada al lado del número 4, abriendo un espacio más amplio que el propio callejón del Cuco para poder intervenir.
Será la próxima semana cuando está prevista la actuación más vistosa pero también la que puede ocasionar más problemas, tanto por el estado en el que se encuentra el edificio, del que se pretenden mantener las fachadas de las dos primeras plantas, como por el cierre total de un vial en el que se encuentran numerosos locales de hostelería, que verán perjudicado su acceso por parte de los proveedores.
La colocación de la gran grúa no está prevista hasta finales de semana, lo que no impide que en los últimos días y también la semana entrante se lleven a cabo tareas paralelas y necesarias.
El derribo del edificio tendrá una larga duración, en torno a un mes como mínimo, lo que condicionará también el desarrollo de las obras de la calle San Francisco. Los plazos preocupan al ejecutivo de José Manuel Rey –deben estar concluidas antes del 31 de diciembre para no perder fondos europeos– y, en este sentido, el primer edil indicó que “lo veo complicado, es un reto importante y nosotros trabajamos para hacer posible nuestro compromiso”.
El cierre, al menos mientras duren las obras de la calle San Francisco, del mítico Submarino hizo saltar las alertas de la necesidad de que los trabajos se aceleren para no afectar más de lo imprescindible a los numerosos establecimientos de la zona.
Estos días El Cantegril daba otra mala noticia, el cierre temporal del comedor “al menos este mes” conservando únicamente el servicio a domicilio y la recogida presencial. A las obras se han unido bajas laborales pero, como explica el responsable del establecimiento, no compensa busca personal ahora cuando se está con el problema de las obras. “Hay que ver cómo va la demolición también”, indica.
Mientras tanto, el sector reclama celeridad antes de que los daños sean ya irreversibles.