El obispo de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, no ha avalado el nombramiento de Carlos Cal como hermano mayor de la Cofradía de la Soledad y ha optado por promover un comisariado en la hermandad de Ferrol Vello, tal y como han anunciado este lunes a través de sus canales oficiales.
Así, según el comunicado, fue el pasado 29 de junio cuando el obispo nombró como "comisarios solidarios" al delegado diocesano de Liturgia y Cofradías, Cándido Otero, y al hermano mayor en funciones, José Evia, tras la "visita formal realizada a la cofradía en días anteriores al observar que no se habían cumplido en las elecciones algunos requisitos de validez establecidos por los estatutos".
En concreto, la Diócesis cita el artículo 26 de los estatutos de la cofradía, que recoge textualmente que es necesaria "la asistencia al acto de la Autoridad Eclesiástica; es decir, del capellán de la hermandad y, en su defecto, de aquel en quien delegara" para "velar por el buen funcionamiento de la Asamblea" y poder suspenderla "en caso necesario".
El comisariado, dice la Diócesis, "no pone en cuestión la labor de esta cofradía ni el desempeño general de su Junta de Gobierno" y tampoco tiene una temporalidad concreta, sino el mandato de ejecutar una "revisión interna que ha de hacerse antes de que pueda convocarse de nuevo un proceso electoral con las debidas garantías y de acuerdo con lo establecido en los estatutos".
Fue el pasado mes de abril cuando se anunció que Cal había sido elegido con el apoyo de un 41,90% de los votos, pasando José Evia a ejercer de hermano mayor en funciones hasta que el obispo confirmarse al candidato ganador. Sin embargo, no pocas voces apuntaron la imposibilidad de que esta confirmación se hiciese efectiva por los actuales estatutos de la Soledad, aprobados en 2015.
En concreto, es el artículo 10, que aborda "Admisión e ingreso", en el que se especifica que "no podrán ser miembros de esta hermandad aquellas personas que hayan sido expulsadas en firme de otras cofradías", un extremo que se da en el caso de Cal, al que expulsaron en años anteriores de la Cofradía de Dolores.
Sin embargo, desde la Soledad insisten en que Carlos Cal entró como cofrade en marzo de 2004, cuando los estatutos que regían la hermandad eran los de 1996, que no establecían ninguna excepción para los expulsados de otras cofradías. Según el acta de expulsión de Dolores, a la que ha tenido acceso este periódico, los hechos punibles se produjeron en 2009 y la ratificación de expulsión en 2011.