La dramática caída en las capturas de marisco de la ría de Ferrol es, a estas alturas, una realidad incuestionable. La que otrora fue una de las áreas más ricas en bivalvos de Galicia se encuentra, desde hace aproximadamente una década en una constante tendencia a la baja cuya principal víctima es uno de los sectores económicos más importantes del área.

Ante esta tesitura, desde la Consellería do Mar se lleva años tratando, sin éxito, de encontrar soluciones a las altas tasas de mortalidad de algunas de las principales especies. Y mientras, los profesionales de la mar, cada vez menos ante la imposibilidad de sacar un beneficio digno de su actividad, reclaman un estudio integral de la ría que identifique los problemas que han desencadenado esta coyuntura y, sobretodo, las potenciales soluciones para la misma.

Las conclusiones

Así, esta misma mañana se presentó en las instalaciones de la Cofradía de Pescadores y Mariscadores de Barallobre, en Fene, un estudio, encargado a la estación biológica de A Graña, situada en Ferrol y gestionada por la Universidad de Santiago de Compostela (USC), sobre la situación del medio ferrolano.

Este concienzudo informe, elaborado y posteriormente explicado por el profesor Xosé Lois Otero, del Departamento de Edafología de la USC y coordinador de las instalaciones científicas ferrolanas, no obstante, adolece de falta de datos actualizados –además de que los mismos parten de intervalos muy grandes de tiempo–, lo cual le resta eficacia a la hora de “evidenciar científicamente a causa exacta do problema”. Sin embargo, es importante señalar que, aún con estas carencias, el documento muestra numerosos datos de gran interés que permiten perfilar una idea aproximada de los motivos que han llevado a esta coyuntura.

Problemas

De este modo, Otero señaló que, por una parte, la ría de Ferrol cuenta con una característica única en comparación con el resto de Galicia: su bocana es más reducida de lo habitual, lo que limita el movimiento de sedimentos, algo que, al mismo tiempo, se ve agravado por el puerto exterior. Y es que, una parte de los problemas detectados parten precisamente del aumento de lodos en los últimos años en detrimento de la arena, lo que sumado a una alta concentración de materia orgánica genera una mayor oxidación y, por tanto, cambios en la composición química del medio.

En cuanto la presencia de elementos tóxicos, el experto señaló que las concentraciones de cobre, plomo y zinc eran especialmente preocupantes; que otros como cobalto y níquel no presentaban niveles alarmante y que los más tóxicos, el arsénico y el mercurio, eran elevados, pero estaban muy localizados y se precisaban datos más actualizados –los más recientes son de comienzos de los años 2000–.

Por último, las zonas más afectadas por la presencia de estos elementos serían el puerto interior de Ferrol y la desembocadura del río Xuvia.