La pasada semana, concretamente el martes 5, se atravesó el ocaso del otoño, una temporada que, si bien este año está siendo anormalmente cálida y poco lluviosa, sigue conservando sus característicos tonos ocres de las hojas cayendo antes del invierno. Quizás por contrarrestar el ambiente taciturno propio de la época, el Concello optó este año por colores pastel, apagados pero cálidos, para la nueva remesa de flor de temporada.
Y es que la decoración de la ciudad, aunque para muchos pase desapercibida, es una de esas labores municipales necesarias para mejorar la habitabilidad de la misma. En el caso de Ferrol, como explica el concejal responsable del área de Servizos, José Tomé, la plantación de especies ornamentales es un trabajo que se realiza dos veces al año: en otoño y en primavera, aunque el cuidado y reposición de las flores se realiza de forma continua.
Según el actual contrato de Parques e Xardíns –que cambiará de empresa de forma inminente tras pasar años caducado–, en la ciudad se plantan 40.000 unidades al año, incluidas aquellas que se tienen que cambiar tras sufrir desperfectos. Así, la campaña otoñal comenzó la segunda quincena de octubre e incorporó nuevos espacios que antes no estaban decorados, como la rotonda que une la FE-13 con la carretera de Catabois, y diseños actualizados en algunas zonas.
En cuanto a la elección de las flores y los motivos que dibujan en los puntos más amplios y de mayor concentración, Tomé explica que “de eso se encarga la empresa adjudicataria junto con la técnica de Medio Ambiente del Concello y el perito agrónomo de Parques e Xardíns”, aunque admite que él también “participa en algo” por su preferencia por los “colores vivos”. De este modo, los tonos rosáceos, amarillos y blanquecinos, siguiendo un esquema de tríada en la armonía de color, reinan en las jardineras de la zona centro, mientras que los espacios más amplios, como rotondas y zonas ajardinadas, se suman los encarnados y en ocasiones puntuales los anaranjados, que aportan contraste y mayor visibilidad a los diseños.
Respecto a las especies seleccionadas, el concejal detalla que tanto en el entorno del teatro Jofre como en la plaza de Ultramar se optó por ciclamén de varios tonos, mientras que las jardineras de la calle Dolores y en la rotonda de la carretera de Catabois, aprovechando la proximidad del Día de Difuntos, se plantaron principalmente crisantemos. En el tramo que bordea el ala noroeste del acuartelamiento Sánchez Aguilera se colocaron alegrías, gurmendas, gurmeanas y alternantis, mientras que en Esteiro, concretamente en la plaza Concepción Arenal, en O Inferniño y en la carretera de Castilla se repusieron las mismas unidades de la anterior campaña.
Asimismo, Tomé adelantó que, en el caso de la glorieta de la Música de Caranza, no se realizó ninguna actuación, dado que la intención del gobierno local es la de rediseñar este motivo por completo de cara a la nueva temporada –cuando entre en vigor el nuevo contrato de Parques e Xardíns–. Por el momento, eso sí, no hay un motivo definido, aunque se quiere hacer más discreto y menos “sobrecargado”.
Mantener cuidadas estas especies durante todo el año, especialmente cuando son tan vistosas, puede resultar todo un reto, especialmente en términos de vandalismo. Afortunadamente, como explica Manuel Caballero, trabajador del servicio de Parques e Xardíns, los daños que se pueden apreciar ocasionalmente son provocados por mascotas y no por comportamientos incívicos de algunos vecinos.
En este sentido, el profesional señala que muchos dueños de perros les permiten encaramarse a las jardineras para miccionar o sencillamente olisquear las plantas, lo que provoca daños en las especies. Para ayudar a que se recuperen, los operarios revisan los ejemplares cada siete o diez días, recolocando la tierra para volver a enderezarlas o, si están muy dañadas, sustituyéndolas al completo. Un caso especial, no obstante, fue el de las nuevas flores de la plaza de Armas, donde se optó por poner una barrera alrededor de los tilos para detener a las mascotas.