Los Belenes renacen cada año en muchos puntos de la ciudad y uno de los que no suelen faltar a su cita es el de Carlos Casanova, que rigurosamente monta cada año en el bajo del número 20 de la calle San Francisco, abriéndolo al público para que puedan disfrutar de un Belén artesanal y con novedades en cada edición, porque siempre hay algo nuevo tanto en la colocación de las figuras como en la iluminación o música que lo acompaña.
Lo que nació en principio como un Misterio elaborado tras la jubilación de Casanova ha ido creciendo hasta cubrir una amplia superficie que atrae a niños y mayores con sus múltiples detalles. Casas iluminadas, la estrella y el amanecer llaman la atención cuando todo se apaga. Pero cuando está encendido, pueden verse construcciones, decorados, y multitud de figuras, muchas de las cuales ha realizado artesanalmente con escayola, pinturas y dedicándole muchas horas de paciencia, trabajo y dedicación.
Castillos, montañas, norias que mueven el agua, un molino, incluso una cascada y un río no faltan en este decorado navideño que tiene que convertirse en una visita inexcusable en cada temporada de vacaciones de Navidad.
Puede visitarse durante la semana, en horario de 18.00 a 20.00 horas, aunque los días festivos, Casanova abre las puertas de su Belén también por la mañana.