Los últimos fuegos de San Ramón se tiraron en el 2019, debido a las restricciones que acarreó la pandemia. Este año se lanzarán de nuevo desde el fondo del paseo de A Malata, lugar que también se ha convertido en el tradicional punto de observación.
Pirotecnia Rocha-Areas es la empresa encargada de iluminar los cielos de la última noche de las fiestas. Según uno de sus responsables, el lugar elegido es mágico por el efecto espejo del agua, aunque para ellos pueda resultar complicado debido a la amplitud de la zona. En esta ocasión, se lanzarán alrededor de 209 kilogramos de pólvora reglamentaria, repartidos en 250 órdenes de disparo y entorno a 2.000 artificios.
Algunos de los fuegos que se podrán observar son los trazos de camuro, que en la práctica se ven como dos pajaritas. También se tirarán figuras como caras sonrientes, estrellas, espirales, corazones y medusas. Como informa uno de los responsables de Rocha-Areas, no habrá parones y los disparos se efectuarán de menos a más.
La mayor novedad que se podrá observar en esta edición radica en los avances tecnológicos del software que ejecuta los disparos y las actualizaciones disponibles a la hora de la programación. Se trata de una empresa que elabora sus propios diseños por ordenador, por lo que estas mejoras también les facilitan ese trabajo.
Además de realizar las formas, también fabrican sus propios fuegos artificiales. Según afirmó el responsable de Rocha-Areas, el 75% de los que se lanzarán son producidos por ellos o adquiridos del comercio nacional. La calidad del color y la duración del efecto son algunas de las diferencias en las que se aprecia el origen del género, como explica el profesional.
Desde la empresa indicaron que el período de dos años de parón supuso la quiebra para gran parte del sector, además de la falta de previsión que sufrieron.