La futura cafetería del castillo de San Felipe, una de las tres intervenciones vinculadas a una subvención de los fondos de Transición Justa para la restauración del espacio, será una realidad en cuestión de meses. A comienzos del año 2023, el Concello de Ferrol anunció que, gracias a la mencionada ayuda europea, se realizaría una actuación en tres fases para la recuperación del espacio: la batería baja, la cubierta de la Casa del Comandante y el interior de esta última, que se destinaría a un local de restauración.
No obstante, esta última parte nunca se realizó, lo que, entre otras cosas, ponía en peligro la subvención, que ascendía a cerca de 958.000 euros. El problema, como explicó la concejala responsable del área de Urbanismo, Blanca García, es que, pese a existir ya un proyecto básico y de ejecución para la misma, este no contemplaba la instalación eléctrica, fundamental para el funcionamiento de la cafetería.
Con el objetivo de no perder estos fondos, el gobierno local retomó el proyecto, descubriendo que no solo carecía de la previsión de este suministro, sino también de todas las autorizaciones necesarias para acometer los trabajos. De este modo, los departamentos de Obras, Urbanismo y Patrimonio Histórico –que como apuntó García, carece de personal funcionario– del Concello se pusieron a trabajar de forma coordinada para poder obtener los permisos y así poder construir la demandada cafetería.
El primer paso, como explicó la edila, fue licitar el proyecto de instalación eléctrica, que se tramitó como un contrato menor el 11 de abril del presente ejercicio –fue adjudicado a Proyfe por 15.851 euros, recibiéndose únicamente una segunda propuesta, de Entyl, por 17.908–. En este sentido, la responsable de Urbanismo detalló que este documento era esencial para obtener el visto bueno de Patrimonio, dado que al ser un elemento singular “no puedes hacer unas rozas para ocultar los cables, sino que tienes que llevarlos sin afectar a las estructuras, mampostería, etcétera”.
Una vez finalizó esa fase se realizó un segundo encargo, en este caso de sondeos arqueológicos –necesarios, nuevamente, para obtener el permiso de Patrimonio Cultural, pero que a su vez tienen que estar autorizados por este organismo–. Así, el arqueólogo Joaquín Ferrer Cruz fue el encargado de evaluar “la incidencia de las obras” en este espacio singular. Cabe señalar, como se apunta en el proyecto inicial, que esta cafetería también requiere de un sistema de saneamiento, un importante punto que se debe tener en cuenta en estas labores de sondeo.
Una vez concluyeron todas estas labores, se remitió a la Dirección Xeral de Patrimonio toda la documentación pertinente, recibiéndose la resolución positiva el pasado día 11. Asimismo, en este período también se logró un informe favorable del PAL, autorizando así la ejecución de las obras.
Sin embargo, como detalló la edila, la consecución de este proyecto se topó con un nuevo obstáculo: los fondos de la ayuda no eran suficientes –el coste total del proyecto asciende a 1,2 millones de euros, por lo que serían necesarios algo menos de 250.000–. Para solventar esta coyuntura, en la última comisión de Urbanismo, celebrada durante la mañana de ayer, se presentó a los grupos una propuesta de modificación de crédito por esta cuantía, que será llevada a la sesión plenaria de esta misma tarde.
Una vez salvados estos problemas, el objetivo del gobierno local es sacar a licitación el proyecto de ejecución antes de que finalice el año, con la idea de iniciar las obras en 2025. Esto no quiere decir, no obstante, que la cafetería empezará a funcionar en dicho ejercicio, pero sí garantizará que no se pierdan los fondos europeos.
Respecto al espacio, la propuesta plantea la creación de un local diáfano y moderno, con terraza cubierta y al aire libre y una pequeña área de jardines. En un principio no operaría como un restaurante, sino más bien como un área en la que los visitantes puedan disfrutar al resguardo del histórico edificio de una tapa o un bocadillo.