El mar de las Damas y la línea marítima del Galeón de Manila

En 1501, la Corona española asumió el control de los buques en lo que se denominó la Carrera de Indias. Por ello, en 1542 se emitía una Real Cédula, conocida como Flota de Indias, que establecía que los mercantes navegaran siempre juntos, “en conserva”, ya que hasta entonces lo hacían en navíos sueltos, sin protección
El mar de las Damas y la línea marítima del Galeón de Manila
Recreación del interior de un galeón | Exponav

La conexión entre los vientos alisios, el mar de las Damas, y Andrés de Urdaneta dio lugar en el siglo XVI a la globalización y al nacimiento de la que fue la línea marítima más longeva de la historia, durante casi 250 años. Esta línea, que unía los continentes de Asia, América y Europa, fue conocida como el Galeón de Manila

 

Pero volvamos al principio, y a la creación de la Flota de Indias, que puso nombre a la armada española que, durante el periodo de dominio hispánico en América, entre los siglos XVI y XVIII, nació para la defensa de las embarcaciones que cruzaban el Atlántico de los ataques de los corsarios. Esta flota habitualmente partía de puertos accesibles, como Cádiz, y fue a partir de 1565 cuando se conectó con el llamado Galeón de Manila, que realizaba viajes anuales entre América y Filipinas por el pacífico.

 

La Flota de Indias


En 1501 la Corona asumió el control de los buques en lo que se denominó la Carrera de Indias. Por ello, en 1542 se emitía una Real Cédula, conocida como Flota de Indias, que establecía que los mercantes navegaran siempre juntos, “en conserva”. La razón de esta decisión se debió a que hasta esa época la navegación entre España y América se realizaba en navíos sueltos, carentes de protección (a pesar de que, aunque fueran mercantes, a veces montaban cañones), y en fechas y rutas sin mucho control, lo que obligó a que se debiera buscar una protección contra los corsarios del momento.


En la Flota de Indias se distinguían las naves del Real Consulado de Cargadores a Indias, destinadas al transporte de bienes de uno y otro lado del Atlántico, y aquellas de la Real Armada Española, destinadas a la protección de las anteriores.

 

Golfo y Mar de las damas


Tras las primeras expediciones de la travesía atlántica, de España a América, partiendo de las islas Canarias, se comprobó que la navegación era cómoda zarpando en los meses de verano. Esto se debía a que los vientos alisios del hemisferio norte soplaban por popa en esas latitudes y dotaban de arrancada avante a los buques desde Canarias hasta las costas de América, sin que apenas hubiera que manejar las velas. Por esto, debido a la calma y bondad de estas aguas, se denominó a parte del atlántico como el gran golfo de las Damas, o mar de las Damas, debido a las condiciones ideales para la navegación allí reinantes.


En aquella época, las dos mil millas del Mar de las Damas se atravesaban aproximadamente en un mes, periodo tras el cual se alcanzaba la isla Dominica o Martinica, lugar donde se hacía una pequeña escala para víveres, para continuar viaje hasta Veracruz. Esto era posible porque los vientos alisios del hemisferio norte soplan de manera relativamente constante en verano en esas latitudes, y debido al movimiento de rotación de la tierra empujan hacia al oeste, del noroeste al suroeste (de los trópicos al ecuador), a unos diez nudos. Se trataba de vientos cálidos, constantes y secos, que se consideraban ideales para las damas, y de ahí su nombre.

 

Urdaneta y el Galeón de Manila


Alcanzada la costa americana en Veracruz (México), navegar hacia el oeste por el Pacífico hasta Manila (Filipinas), partiendo de Acapulco, seguía siendo de poca dificultad, gracias a que se seguía contando con los alisios a favor de la derrota, por un segundo mar de las Damas. Pero para tener una línea regular hacía falta poder volver por el Pacífico, algo muy difícil para ocho mil millas de extensión, y con los alisios en contra. 

 

Mapa 17421906
 

Muchos murieron hasta que, después de seis intentos conocidos, Urdaneta diera en 1565 con la solución, el tornaviaje. Este radicaba en navegar una distancia mucho mayor, alcanzando a la salida el paralelo 40ºN, donde la corriente de Kuroshio (en japonés corriente negra), indicaba con sus algas que se había encontrado la derrota a seguir. 

 

Aunque, eso sí, los seis meses de viaje (el doble que la ida) convertían a la navegación en muy dura y peligrosa. Todo esto sirvió para que el Pacífico, el inmenso océano de la seda (por las mercancías que se traían desde Manila), fuera conocido como el “Lago Español”. Y así nacía el Galeón de Manila, una línea marítima con nombre de barco


[Raúl Villa es doctor ingeniero naval, oficial de la Armada y capitán de marina mercante, además de secretario de la Fundación Exponav]

El mar de las Damas y la línea marítima del Galeón de Manila

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