José Ángel Ríos, el mariscador de la ría de Ferrol que lleva una semana en huelga de hambre, tuvo que acudir a Urgencias este pasado fin de semana porque, como él mismo reconoce, “empiezan a fallar las defensas y tenía la tensión muy alta”.
El afectado continúa con su protesta en la puerta de la oficina de la Seguridad Social ubicada en la calle Cataluña —está allí las 24 horas desde la madrugada del 2 de febrero— para llamar la atención sobre su situación, explicando que “no me dejan trabajar en ningún lado”.
En concreto, Ríos expone que le han retirado la incapacidad un año después de su concesión “sin que mejorase” su salud, con lo que “ahora mismo, no paso el examen médico de ninguna empresa”, puesto que padece artrosis severa, tiene el labrum del hombro roto y los tendones del brazo derecho en muy mal estado, enumera.
“Mi intención no es cobrar ninguna paguita. Llevo 35 años cotizados, pero ahora me dejan sin poder trabajar en ningún lado”, lamenta, apuntando directamente al Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), al que acusa de “manipular informes médicos”.
Al no estar ya en posesión de una incapacidad, Ríos no puede acceder a un puesto de trabajo que esté adaptado a sus dolencias, como sí sucedía hasta ahora. Tampoco puede incorporarse a su labor en el mar porque, insiste, “no paso los controles médicos”.
Está, por lo tanto, en una “encrucijada” que le ha llevado a iniciar esta huelga de hambre que su propia hija, Andrea, está visibilizando a través de las redes sociales sin que, por el momento, haya avances: “Hablé con el director de la oficina y me da la razón, pero nadie hace nada y esto no es ninguna broma”, critica. Lamenta, asimismo, que ni políticos ni sindicatos se hayan interesado lo suficiente por su caso y, por el momento, piensa seguir su lucha hasta que le den garantías.