Ferrol es la única ciudad de Galicia que no posee un museo propio. El centro cultural Torrente Ballester será la principal sede de esta iniciativa que ahora, por fin, parece que sí que verá la luz antes de verano, tal y como anunció el concejal de Cultura, José Antonio Ponte Far.
Pero la actividad museística municipal no se limitará a albergar la riqueza cultural de la ciudad en el centro cultural sino que tendrá otra sede dedicada íntegramente a un estilo artístico que ha dejado una profunda huella en Ferrol y que cuenta con muchos ejemplos concentrados en pleno centro, además de en otros puntos del municipio, como es el Modernismo.
Esta corriente arquitectónica y más concretamente Rodolfo Ucha, el máximo representante en la ciudad, cuenta ya con su propia ruta de visitas y con la señalización pertinente de los edificios de esta tendencia de finales del XIX y principios del siglo XX –cerca de 30–.
Ahora, merced al convenio firmado entre Xunta de Galicia y Concello ferrolano para la recuperación de edificios en la ciudad, con el fin de convertirlos en equipamientos culturales, sociales, deportivos y sanitarios, se contempla la rehabilitación del antiguo edificio del Correo Gallego, en la calle Magdalena, obra del que fue, además arquitecto municipal de ferrol, para su uso como museo del Modernismo.
Se conseguirá así descentralizar el museo de Ferrol en varias sedes y ocupar una joya modernista que llevaba años vacía en la calle Magdalena 186.
No es la primera vez que se habla de abrir un espacio que sirviese de referente de esta corriente en Ferrol y ya en el anterior mandato parecía que esta idea iba a plasmarse en realidad, tras el empuje que se le dio al Modernismo ferrolano, coincidiendo con la celebración de varias efemérides de Rodoldfo Ucha Piñeiro.
La participación en ferias nacionales, creación de mapas interactivos, QRs o la potenciación de las rutas modernistas, conmemorando en el año 2021 y 2022 los aniversarios de su fallecimiento y su nacimiento –40º aniversario del fallecimiento y 140º aniversario de su nacimiento– supuso que esta corriente volviese a ocupar el lugar que le correspondía en la ciudad. Hubo apuestas, ademas, por el museo –en 2023 se anunció con financiación del programa extraordinario de sostenibilidad turística del Ministerio de Turismo, dedicado a Rodolfo Ucha Piñeiro y con material cedido principalmente por la familia del arquitecto–.
Se barajaban espacios como el propio Casino ferrolano o el edificio de Cruz Roja –el PSOE solicitaba hace poco al actual ejecutivo popular este inmueble como ubicación–, pero ninguna de esas ideas llegó a fraguarse y ahora se espera que sí se haga una realidad en una de las construcciones más llamativas y significativas de la ciudad, obra de Ucha, el antiguo Correo Gallego.
El edificio conocido como Correo Gallego se levantó en la calle Canalejas, 150, en el año 1912. Hoy, sin haberse trasladado, evidentemente, figura, con los cambios de nombres de las calles, en Magdalena 186 y se encuentra sin uso, pese a haber albergado en los últimos años el comercio Kenia y la sede de la agencia Occidente Comunicación.
El edificio supuso en su momento una ampliación del número 183 de la calle Real y fue ocupada por el Correo Gallego desde 1878 hasta su desplazamiento a Santiago de Compostela en 1938, al fusionarse con El Eco de Santiago. En este edificio, además, tenía su residencia y estudio el arquitecto Rodolfo Ucha.
El inmueble, que ahora albergará el museo, se define como “el más modernista” del arquitecto.
Su fachada cuenta con más abigarrados y contundentes repertorios ornamentales de este período estilístico del arquitecto y aunque parezcan dos plantas en realidad esconde tres planos horizontales superpuestos, rematados por una cuarta, que no se divisa desde la calle, que se ilumina a través de una buhardilla.
La iluminación del edificio se solventa con dos patios interiores decorados con vidrieras y columnas de hierro para ventilar e iluminar las estancias interiores, que se esconden tras esta decorativa fachada.
En 1922 el edificio fue sometido a una restauración.
Pero de todos los proyectos modernistas de Rodolfo Ucha, una veintena de inmuebles, que se recorren en la Ruta artístico-cultural, pudieron ver la luz y muchos de ellos se quedaron en ideas. Otros, además, estuvieron a las puertas de ser una realidad y llegaron a plasmarse en papel, con planos, dimensiones y usos, sin embargo, las vicisitudes impidieron que finalmente se levantaran. Son los Ucha que se quedaron en papel pero que podrían rescatarse en su museo.
Además de iniciativas que se pensaba poner en marcha como el chalet para José Canalejas –cuya muerte truncó la construcción–, otros proyectos llegaron a perfilarse en planos concretos, desde casas para personas pudientes en diferentes concellos a construcciones de inmuebles públicos pero, pese a todo, no consiguieron ejecutarse. Queda de ellos, sin embargo, constancia en papel.
El historiador ferrolano Bernardo Castelo dio cuenta de estas y otras obras del arquitecto afincado en la ciudad naval en uno de los capítulos de la obra Rodolfo Ucha Piñeiro y la arquitectura de Ferrol (1909-1949).
Entre estas nos encontramos:
La oportunidad de construir una Casa del Pueblo –sedes sociales de UGT y PSOE– surgió en 1915 cuando la corporación municipal asumió la posibilidad de llevarla a cabo. La ubicación fue motivo de debate hasta decirse los jardines de Sánchez Barcáiztegui. Ucha se basó en la Casa del Pueblo de Bruselas para crear una construcción atenta al paisaje urbano, con dos plantas y una escalinata modernista. Nuevamente se quedó en papel esta idea.
Un solar vacío entre los barrios de A Magdalena y Canido, en la calle Coruña, era el lugar previsto por el Ayuntamiento para acoger las Escuelas Municipales Graduadas. En el semisótano estarían las dependencias de servicio, y el piso único sería para los pabellones de las aulas, con patio cubierto para los estudiantes. Los avatares políticos, la complejidad administrativa y los recursos presupuestarios truncaron esta construcción.
Aunque algunas de sus ideas sirvieron en la ejecución de la actual Casa de Correos, el proyecto inicial de Ucha no llegó a ver la luz. Toda la construcción se ordenaba en torno a un gran patio central, cubierto a la altura de la primera planta por una estructura de vidrio y acero. El preámbulo a la fachada contaba con cierre ornamental y espacio para coches. Las alegaciones y el paso del tiempo hicieron que imperase la moda regionalista y el Correos de Ucha se quedó sin ejecutar.
Ucha no solo vio frustrados proyectos como arquitecto municipal sino también de algunos encargos recibidos como el gran inmueble destinado a actividades industriales o comerciales en su planta baja, cuatro plantas de viviendas, desvanes y ático. Partía de un diseño academicista pero incorporaba reminiscencias Déco. Un edificio imaginativo en su distribución y en sus usos que nunca llegó a ver la luz.
El proyecto de Rodolfo Ucha conciliaba fórmulas neorrománticas con neogóticas y ornamentaciones de referencia modernista. Partió de una planta de la superficie que Domingo Rodríguez había destinado a iglesia dentro del conjunto conventual y respetaba la disposición de alzar la doble altura de aquella sobre pilares con sus caras exteriores ornamentadas. A partir de aquí comenzaba el proyecto de Ucha, totalmente novedoso. Las dos torres idénticas traducían al exterior el ancho de las naves laterales de la iglesia. Las dificultades económicas de la Orden truncaron el proyecto y el Convento de la enseñanza no logró contar con iglesia propia hasta 1927, que se quedó en planos y hasta fue plasmada en acuarela.