Los proyectos de los vecinos de Brión y Doniños que gestionan los montes comunales de Cha miran años hacia adelante y plantan hoy las semillas del futuro de un espacio por el que pelearon largamente y para el que están llenos de ideas. Una de ellas, las repoblaciones que periódicamente realizan niños y niñas de colegios de la zona, que al tiempo que aprenden sobre el ecosistema del monte, contribuyen al cuidado y al conocimiento de la naturaleza. Ayer les tocaba a los de casa, al alumnado de Primaria del CEIP A Laxe, de Valón, que poblaron el terreno con medio centenar de especies autóctonas que verán crecer al mismo tiempo que lo hacen ellos y ellas.
Robles, abedules, avellanos y fresnos se distribuyen ahora alrededor de las mámoas del Camiño Novo, que antiguamente bajaba al valle de Doniños.
Los escolares llevan desde 2017 plantando árboles en los montes de Cha. La semana próxima lo harán, por ejemplo, los de Pazos. En total, con sus propias manos, los pequeños han cubierto una superficie de unos 6.000 o 7.000 metros cuadrados. Ayer tuvieron la ayuda de la asociación Xeración y, por supuesto, de maestras y de los propios comuneros.
Pero además, la mañana incluyó una visita a los caballos gallegos de monte que han reintroducido en la zona hace aproximadamente año y medio con la ayuda de la Asociación Pura Raza Cabalo Galego. Son cinco yeguas, un macho y tres potrillos que habitan una zona vallada de 30 hectáreas y que contribuyen también al cuidado del monte que habitan, con el desbroce natural que ayuda a la prevención de incendios.
Forma parte de un proyecto más amplio relacionado con la ganadería y su importancia para el equilibrio del monte.
Otro hábitat que se recupera, y que conocieron los escolares, es el acuático, en torno a las charcas que han creado para facilitar la vida de anfibios como tritones o ranas.
El paseo por el monte comenzó en Liñares y acabó por Espiño y fue una forma de implicar a los vecinos más jóvenes en el mantenimiento de un espacio en el que también tienen mucho que decir. “Este monte comunal pertenece a todas as veciñas de Brión e Doniños incluidas as mais pequenas”, explican desde la comunidad de montes. “Elas serán as futuras xestoras deste espazo comunal, quen decidirán que gando manexar, as especies arbóreas que precisa a comunidade, que áreas de lecer diseñar, que froitos son os máis axeitados para este lugar. E cremos imprescindible que o vivencien dende cativos”.
Explican así, a los futuros comuneros, al mismo tiempo, la figura del monte comunal en manos de las parroquias, una propiedad “que non é privada nin pública, senón que é dunha pequena comunidade que a traballa e decide asambleariamente”.
Al valor ecológico de los montes de Cha se une el patrimonial. En la zona se distribuyen 39 mámoas (túmulos funerarios característicos del Neolítico) catalogadas por Patrimonio con 4.500 años de antigüedad. Una veintena de ellas se encuentran en la zona que gestionan los comuneros, que han realizado labores de limpieza y que llevan a cabo un trabajo de divulgación también entre los escolares. Se ha realizado además un estudio arqueológico por parte de investigadores del Instituto de Ciencias del Patrimonio, dependiente del CSIC, para poner en relación estas construcciones con las estrellas y tratar de entender qué lógica regía para elegir los lugares en los que ubicar estos enterramientos de los hombres prehistóricos.