Diario de Ferrol visitó la fragata F-103 “Blas de Lezo”, junto con otro medio centenar de personas, el pasado día 12 coincidiendo con la jornada de puertas abiertas en el Arsenal con motivo de la celebración de la Hispanidad. Una ocasión sin igual para conocer las capacidades del buque, así como detalles de la vida a bordo.

El pasado día 12 aprovechamos la festividad de la Hispanidad para asistir a la visita guiada a uno de los buques del Arsenal, en este caso la F-103 “Blas de Lezo”. Se trata de la tercera fragata de la clase “Álvaro de Bazán” que se entregó a la Armada en 2024. De esta clase se construyeron cuatro en una primera fase y, en otra posterior, la quinta; la “Cristóbal Colón”. El buque cuenta con 146 metros de eslora y 18 de manga.

La jornada fue un auténtico éxito con afluencia masiva de gente, sobre todo familias con niños. “El año pasado estuvimos visitando un patrullero y nos encantó, así que este año no dudamos en regresar”, explicaba María Allegue, vecina de Ares que visitaba las dependencias militares con cinco niños y cuatro adultos más. Una vez en cubierta el grupo, de unas cincuenta personas en cada visita, mostraba su sorpresa por lo “imponentes” que se veían las fragatas desde abajo.

 “No pensaba que fueran tan gigantes”, aseguraba Elisa, una gaditana que pasaba unos días en la zona y disfrutó viendo en rada a la “Álvaro de Bazán”, la “Méndez Núñez” y la F-102 “Almirante Juan de Borbón”, una estampa que impactaba a la vista de quien nunca había visto uno de estos buques de guerra en persona.

Un alférez de navío se encargó de guiar al grupo por la fragata, ofreciendo información sobre las características técnicas y también sobre cómo es la organización de la vida de la dotación a bordo.

De la información de cubierta, a los visitantes lo que más les llamó la atención es que el buque cuente con una unidad de descontaminación que le permite levantar una ciudadela completamente aislada de agentes patógenos, llegado el caso de, por ejemplo, un ataque MBQ (radioactividad). También se mostraron especialmente impactados con el hecho de que uno de los helicópteros de la 10 escuadrilla que embarcan en ocasiones ocupe prácticamente toda la cubierta de popa.

 “A la gente suele sorprenderle este dato, pero los helicópteros, que a menudo vemos en el aire, no nos permiten hacernos idea del tamaño real que tienen”, indicaban el alférez.

Tras recorrer el barco hasta la proa llegaron a otro de los puntos que más entusiasmó a los presentes, especialmente a los niños, como es el cañón y el espacio de lanzamiento de misiles, donde todos quisieron hacerse fotografías para el recuerdo.

Del interior del buque, lo que más gustó a los visitantes fue la zona de mando, en la proa, y “los cientos de botones que hay”, como comentaba alguno de los pequeños que tomaban parte en la visita, de la que no se cansaron pese a estar en un espacio reducido junto a medio centenar de personas unos 40 minutos. También se interesaron  por la Enfermería, camarotes y sala de estar.

Al término de la visita hubo ocasión para resolver dudas, muchas de las cuales giraban en torno a la vida a bordo, cuándo había sido la última misión de la fragata y cuántos meses pueden llegar a estar fuera de la base, que puede ser dos veces al año en tandas de cuatro a seis meses.