El patrullero de altura “Atalaya” regresó el viernes a Ferrol después de completar una nueva operación de vigilancia y seguridad marítima en zonas de interés nacional en la costa peninsular mediterránea, integrado en el Mando Operativo Marítimo. En total, navegó más de 2.565 millas, repartidas en 15 singladuras.
El buque realizó presencia naval en la Zona Económica Exclusiva y en la costa, además de proteger el patrimonio arqueológico subacuático y controlar la pesca en aguas españolas. Llevó a cabo la comprobación de los datos de más de 194 barcos mercantes y de 32 pesqueros.
Además, el “Atalaya” actuó de apoyo asociado a la operación “Sea Guardian” de la OTAN, para contribuir en el control y protección de las líneas marítimas de comunicación más importantes de la zona, con el fin de evitar tráficos y actividades ilícitas.
Otro de los hitos del viaje fue la llegada, por primera vez en los treinta años de historia del patrullero, al puerto de Motril, donde recibió la visita de su alcaldesa, Luisa García Chamorro. Allí se organizaron jornadas de puertas abiertas con una importante asistencia, según informa Defensa.
También se realizó una visita al Destacamento de Chafarinas, islas frente a la costa de Marruecos que están bajo el control del Mando Operativo Terrestre.
El “Atalaya” es el cuarto buque de la clase “Serviola” y está al mando del capitán de corbeta Ramón José de Leste de León. Es una de las unidades principales de la Fuerza de Acción Marítima de la Armada y sus misiones incluyen, entre otras, la vigilancia marítima de las costas españolas y de su Zona Económica Exclusiva, la protección de líneas de tráfico marítimo y de infraestructuras críticas y la contribución a las actividades contra el terrorismo y tráficos ilícitos por vía marítima.
La fragata “Álvaro de Bazán” se encuentra en Norfolk para participar en el primer despliegue del portaaviones estadounidense USS “Gerald R. Ford”. La salida estaba prevista para ayer, día 3, pero el mal tiempo ha retrasado la misión.
El ejercicio incluye a unas 9.000 personas de nueve países, veinte barcos y 60 aeronaves. Esto abarca, además de a Estados Unidos, a Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Países Bajos, España y Suecia. Con él se estrechan las relaciones, capacidad y confianza entre los aliados para “forjar un mundo más pacífico y próspero”, en palabras del almirante Daryl Caudle, comandante de las fuerzas de la flota. Se demostrarán las capacidades del nuevo barco, con una “letalidad inigualable, multidominio y de amplio espectro”.
“Nuestro objetivo principal es contribuir a una región atlántica pacífica, estable y libre de conflictos”, según el vicealmirante Dan Dwyer, comandante de la Segunda Flota.