La plaza de Armas, remodelada en plena pandemia y premiada con galardones como el FAD o el de arquitectura del COAG, tiene ahora en peligro a sus principales inquilinos, los tilos. Estos 21 árboles de los que se siguió paso a paso su adquisición, su traslado desde Holanda y su progresiva plantación hasta el nacimiento de sus primeras hojas, sufren de estrés.
Un informe realizado por un empresa especializada en técnica arbórea, encargado en el pasado mandato, refleja que el estado de estos ejemplares no es el deseado. Así, sería preciso abordar una serie de medidas que ayuden a mejorar el crecimiento radicular de los árboles o bien proceder a su traslado a una zona verde más adecuada para que puedan desarrollarse en plenitud. Más de la mitad de estos ejemplares –un 58%– tiene claros síntomas de estrés y en un 23% los daños son incipientes.
El informe –de Artec, técnica arbórea gallega– achaca esta situación a las “condiciones limitantes del suelo” y a aspectos relacionados con la plantación de los ejemplares. Reconoce que las circunstancias de crecimiento radiculares, es decir, de las raíces, no serían las adecuadas e inciden en la fisiología de los tilos.
Uno de los factores de ese estrés arbóreo pasa por la falta de oxígeno en las raíces. La compactación del suelo es la causa de esa anoxia asociada.
No todas las unidades gozan de la misma salud. Los más “estresados” son los de la parte inferior de la plaza, los que no se encuentran en alcorques. Coinciden, además, con los árboles que presentan enterramiento del cuello más elevado –16 ejemplares tienen cubriciones de más de 15 centímetros y dos de más de 30–. La compactación del terreno parece haber impedido una mayor oxigenación y, además, el grado de permeabilidad del terreno tampoco es el que se esperaría, toda vez que la pendiente del terreno arrastra lluvias y materiales que se acumulan en la parte inferior de la plaza, haciendo precisamente que los tilos allí situados presenten peores condiciones de oxígeno y agua.
Entre las patologías que se han detectado en estos árboles se encuentra una mortalidad de hasta el 20% en la parte superior de la copa, en seis ejemplares; siete arboles tienen copas empobrecidas; se aprecia muy poco incremento de crecimiento en el último tercio de la copa para ejemplares de estas características; cuentan con un porcentaje alto de “chupones” –brotes– en tronco y zona intermedia, impropio de árboles sanos; y cuatro tilos padecen regresión del cambium bascular –que sería lo que produce el crecimiento de raíces y tallo–.
El informe expone que “dadas las características de plantación y del terrizo aportado al suelo de la plaza se considera que no se pueden acometer las labores necesarias para la conservación de estos árboles”.
Así las cosas, los árboles solo podrán resistir con un cambio de su hábitat. El informe recomienda una descompactación del terreno –eliminando la capa superficial compactada de terrizo hasta la altura del cuello, implementar alcorques que delimitasen la zona de expansión radicular, con cubierta herbácea, y tomar medidas para la escasa permeabilidad del terreno, además de que no se saturen de agua los árboles cuando se producen escorrentías.
Acometer todas estas medidas es una de las sugerencias del informe que, contempla también la opción de trasplantar estos ejemplares a una zona verde mas adecuada para que puedan desarrollarse sin las inconveniencias del actual emplazamiento de los tilos y que afecta a la fisiología de los mismos.
El ejecutivo local deberá ahora, en base a este informe técnico de expertos, tomar una decisión sobre las medidas para mantener vivos estos tilos.
El estado de la masa arbórea de la ciudad ha supuesto, en los últimos tiempos, la toma de medidas que, continuarán desarrollándose. Se ha procedido a la tala de dos cedros centenarios en Amboage y el control de los demás, que tampoco gozan de buena salud. En la calle de la Iglesia, las nuevas especies plantadas parecen no ser las acordes con el vial y se plantean cambios. Además, la continua caída de ramas en el Cantón, uno de los pulmones verdes, y el estado de sus árboles también ha llevado a encargar el año pasado un estudio sobre la salud de las especies de esta alameda.