El puente de mando, también conocido como puente de gobierno o puente de navegación, es el lugar de la nave desde donde se gobierna el buque. Su denominación proviene de los primeros barcos a vapor, los cuales contaban con una atalaya de madera entre las ruedas de las paletas de impulsión rotatorias. Este emplazamiento era muy eficiente, y se mantuvo incluso después de que las ruedas de paletas se dejaran de usar. El puente es la ubicación en la que se alojan los equipos y controles para llevar a cabo la dirección técnica de la navegación. En los buques modernos el puente dispone de alerones, hacia fuera de la estructura, para que se puedan observar los costados de los barcos con facilidad. Esto permite que los prácticos, capitanes o comandantes que dirijan las maniobras, puedan llevarlas a cabo con visibilidad total.
Es importante destacar que el puente de mando de un barco, en navegación, nunca se abandona. Durante las veinticuatro horas del día, y tal como marca la OMI, está dotado de una tripulación mínima, con un oficial de guardia al frente, que marca las instrucciones a seguir.
El capitán (o comandante) del buque suele tener su camarote en las inmediaciones del puente, y generalmente se encuentra con la puerta abierta, por si tiene que acceder al puente de manera rápida si las circunstancias así lo exigen. El jefe de máquinas, de rango equivalente al capitán y responsable del corazón del buque, también suele tener el camarote en la misma zona.
En el puente habitualmente existe un sillón de mando en el que se sienta el capitán (o el comandante en un buque de guerra), y que suele estar más elevado que el resto de las posiciones del puente, para tener la mejor visibilidad. Adicionalmente, al menos un marinero, el vigía, suele estar situado permanentemente en el puente con la única misión de vigilar lo que ocurre por la proa, en la mar. Para esta función se suele auxiliar de prismáticos, que le sirven para detectar cualquier objeto que se pueda divisar durante la navegación.
A pesar de toda la tecnología existente, hoy en día en los puentes de mando, todavía ocurren abordajes y colisiones durante las navegaciones. Principalmente se producen en dos circunstancias: en las entradas y salidas de puerto, y en los pasos por estrechos y canales angostos.
Para intentar reducir estos accidentes, cada vez se instruye más a los capitanes y prácticos (sobre todo en buques y puertos nuevos) con la ayuda de programas y sistemas de ayuda al atraque, que simulan las situaciones reales. Pero no son estos los únicos factores intervinientes en estos accidentes. También nos encontramos con otros, como son la fatiga o la falta de comunicación entre los buques.
En algunos abordajes entre buques a veces se hacen interpretaciones erróneas de las intenciones de los involucrados, e incluso hay situaciones en las que los oficiales simplemente esperan a que el otro buque maniobre, hasta que es demasiado tarde. Una llamada más o menos temprana por el canal correspondiente de VHF, indicando o preguntando por las intenciones de maniobra del otro buque, puede llegar a evitar que se produzcan ciertos accidentes.
Si buscamos las razones de por qué se produce esta comunicación ineficaz, encontramos varias. A veces por desconocimiento, y otras veces simplemente por la incomodidad de tener que comunicarse en inglés por radio, el idioma estándar en los buques. Una simple llamada por VHF, indicando el costado por el que se pretende adelantar a otro buque, puede dejar claras las intenciones a ambos, y evitar así, tanto un accidente, como la tensión generada en los oficiales de guardia al no conocer las intenciones de los otros buques.
Recientemente vio la luz el informe de la CIAIM, la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos en España, sobre el embarrancamiento hace algo más de cinco años del buque quimiquero Blue Star, cerca de la ría de Ares. Entre las causas del accidente destaca esta: “falta de una comunicación eficaz tanto dentro del propio buque, como de este hacia el exterior”.
El puente de mando es sin duda el lugar más importante de un buque, ya que desde él se gobierna la nave y se distribuyen las órdenes y tareas a la tripulación. Desde este puente de navegación, por tanto, podemos afirmar que se controla absolutamente todo gracias a la tripulación y al equipamiento electrónico que en esta parte del buque se puede encontrar.
*Raúl Villa Caro es doctor ingeniero naval, oficial de la Armada, capitán de marina mercante y secretario de la Fundación Exponav