Rulo Gutiérrez: "Tienes que hacer tu carrera ajeno a las modas porque, si entras en esa rueda, estás perdido"

Rulo y la Contrabanda actúa este sábado en el Auditorio
Rulo Gutiérrez: "Tienes que hacer tu carrera ajeno a las modas porque, si entras en esa rueda, estás perdido"
Rulo Gutiérrez, en una imagen promocional

“Cercanías y medias distancias” es el título de la exitosa gira de teatros en la que está inmerso Rulo y la Contrabanda desde finales del año pasado. Este sábado, a las 20.30 horas, el grupo liderado por Raúl Gutiérrez hace escala en el Auditorio de Ferrol.

 

¿Se siente más cómodo en el formato acústico? 
Hace muchos años hicimos una gira de teatros con La Fuga y, cuando tocamos la primera canción, supe que ese era otro universo: los silencios, la posibilidad de currarte una escenografía... A partir de ahí, con cada disco hemos intentado hacer una gira de este tipo, salvo con el anterior, por la pandemia. El grueso de nuestros conciertos es rock, pero cuando llega un LP nuevo y el invierno hacemos esto que me atrevo a llamar espectáculo. Para mí es algo más que un concierto, aunque no queremos que la gente se asuste: las protagonistas, obviamente, son las canciones, pero los teatros te permiten sacar instrumentos que no solemos utilizar, como guitarras de doce cuerdas o mandolinas... Es una manera diferente de vestir las canciones. Para nosotros, el verano es rock, una sacudida, pero en invierno la piel está predispuesta a la caricia y a la confidencia. 
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En los 90 hubo una cierta predilección de las grandes bandas de rock por ese formato...
Si no fuera por la voz, que le da personalidad a las canciones, podría parecer otro proyecto. A mí me gusta desdoblarme y tenemos la suerte de que nuestro público dio el sí a este formato. Hay bandas que intentan ir al teatro y cambiar su movida, pero su público les dice que no. Cuando vas a ver una banda de rock y hace el mismo repertorio e instrumentación que al aire libre, sientes cierta desilusión, pero quien nos va a ver a nosotros sabe que será un espectáculo efímero y que, cuando volvamos con una gira de teatros dentro de unos años, va a ser otra cosa, no esta. Que sea efímero me parece más poético.

 

¿Siente el calor del público más ahora que antes? 
Esto es como el anuncio que decía que “en las distancias cortas te la juegas”... Tanto como músico como espectador prefiero ver a Van Morrison en el Botánico que en el WiZink. La atmósfera que se crea en un lugar pequeño tiene más que ver con la música que con el espectáculo. Tocar en un festival es un chute de energía, pero cuanto más pequeño es el lugar, más pesa en la balanza la música, la conexión y la emoción. Lo que vamos a hacer en Ferrol tiene sentido en invierno, pues si este mismo espectáculo lo hiciésemos en agosto al aire libre no tendría ningún sentido, como tampoco lo tendría un concierto de rock en ese teatro maravilloso que tenéis. La música vuelve a su estado primigenio en teatros y auditorios.

 

¿Imaginaba ese chaval de Reinosa que estaría treinta años después construyendo esta carrera? 
Si me lo dicen, no lo hubiera creído. Yo solo era un chico de Reinosa que soñaba con cantar. Cuando empezamos con La Fuga teníamos 17 años y no había ningún grupo al lado en el que fijarnos. Tal vez si fuésemos de una ciudad más grande habría locales de ensayo, aprenderíamos de otros... Pero ahí estábamos solos, en una ciudad como Ferrol, pequeña e industrial. Con el tiempo pasamos a tocar ante grandes aforos, pero de este cambio eres más consciente con el paso de los años. Si me hubieran dicho que iba a grabar 15 discos, tocar en tantos países y las giras en los teatros, no lo hubiera creído. Lo resumo con la canción de Mercedes Sosa: “Gracias a la vida, que me ha dado tanto”. También te digo que hemos currado mucho, pero cuando tu oficio es una pasión no lo puedes llamar trabajo.

 

Afortunadamente no hay una fórmula para el éxito; si la hubiera, habría gente que no ama la música que la manipularía

 

¿Cuál ha sido la clave, al margen del trabajo? 
Siempre hay un “no sé qué” que nadie sabe explicar y, afortunadamente, no hay una fórmula porque, si la hubiera, gente que no ama la música la manipularía o la utilizaría mal. No lo sé, pero tengo amigos que han currado como yo, que tienen muchísimo talento y que no han podido no ya hacer una carrera larga, sino vivir de ello. Hay factores que se nos escapan. Luego también hay puntos de inflexión. Con 18 años nos pagamos el primer disco de La Fuga, y el segundo, porque ninguna compañía creía en nosotros. Fue en el tercero cuando apareció EDG Music. Lo que pasa es que nosotros veíamos que cada vez nos venía a ver más gente. Las discográficas no nos hacían caso, pero el público sí, y eso era gasolina para seguir. No creo que el éxito sea fruto solo del trabajo; hay que desmitificar esa idea. Los sueños hay que perseguirlos, pero eso de que, si los persigues, los consigues no siempre es así.

 

¿Cuál cree que ha sido el cambio más importante en la industria discográfica en estos 30 años?
Ha habido muchos. Desde el formato, la manera de consumir... Fíjate que en Latinoamérica hay músicas impresionantes, pero hemos importado la menos estética. Creo que hay que hacer lo que dijo Raphael cuando explicaba que el único consejo que daba a los jóvenes es que sean ellos mismos. Tienes que hacer tu carrera ajeno a las modas porque, si entras en esa rueda, estás perdido. Debes ser tú, seguir tu camino y tu latir, porque las modas, todas, vienen y van.

 

Se ha referido a Mercedes Sosa y a Raphael, dos músicos alejados de la música que usted hace. En los 90 había mucho puritanismo con los límites de entre estilos...
Soy de la generación en la que tenías que posicionarte. Mira: mi padre era músico y mi madre tenía un programa de radio amateur, así que en mi casa se oía de todo, pero yo en mi barrio no podía decirlo... ¡qué absurdo! En eso la gente joven ha mejorado, no tiene prejuicios, y eso me encanta. La música es como la comida: no me hagas comer carne todos los días, o sushi, o espaguetis. Tengo la mente muy abierta; no me he quedado descolgado. Sí es verdad que la tendencia es que las letras no se cuidan mucho, que es algo que a mí siempre me ha gustado: se hace por ordenador, no hace vibrar instrumentos y todo me suena igual, con esas voces de autotune. Es todo muy homogéneo. Y la música puede ser muchas cosas, pero un ingrediente esencial es la emoción. 

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