El saludo es una muestra de cortesía y afecto mutuo que a bordo posee unas connotaciones especiales debido a las limitaciones de espacio, al movimiento de los buques y a la gran frecuencia de encuentros de la vida diaria. Además, de cara al exterior, se trata de una tradición que encierra muchos significados y que tiene su origen en las señales que se hacían en la antigüedad para informar de que se pretendía actuar de manera pacífica, y no ser así confundidos con piratas.
El saludo militar en buques no es solo una formalidad, sino también una expresión de respeto y honor. Más allá de las ceremonias y los protocolos, el saludo en la mar tiene un profundo significado humano que representa la conexión entre personas, hombres y mujeres, que comparten la experiencia común de vivir en los océanos, un medio a veces muy hostil.
Cuando dos marinos se cruzan a bordo, habitualmente el de menor empleo inicia el saludo, y el superior se lo devuelve. Pero, debido a las connotaciones de un buque, no siempre es posible llevarlo a cabo con el rigor clásico. Hay que destacar que a veces no es posible mantener la posición de “firmes”, por lo que se suelen separar las piernas para contrarrestar el movimiento del barco. Además, solo se realiza en algunos lugares tales como cubiertas, pasillos, el puente de gobierno, etcétera. En los locales de trabajo, al estar descubiertos (sin gorra), se omite, pero es obligatorio al saludar a un superior en el primer encuentro del día, así como en otras situaciones tales como el izado y arriado de la bandera, el canto de la oración al ocaso, etcétera.
En puerto, tanto al embarcar como al desembarcar de los buques de guerra, nacionales o extranjeros, se saluda a la bandera desde la meseta alta del portalón, o al pisar cubierta. Vistiendo de uniforme, se efectúa el saludo militar cuadrándose de frente a la bandera (que estará en popa) y, de paisano, se da frente a la bandera y se inclina la cabeza.
En la Armada, para dirigirse de palabra a un superior se suele utilizar la fórmula “a sus órdenes mi”, seguido del empleo del superior. Cuando es el caso, se sustituye por “mi comandante”, “mi segundo” o “mi oficial”. Asimismo, al despedirse, la fórmula utilizada suele ser “manda alguna cosa más”, seguida del tratamiento correspondiente.
En el primer saludo de la mañana, la fórmula suele ir acompañada de “buenos días” y, después del ocaso, de “buenas noches”. La tradición también permite el tuteo a los muy jóvenes, incluso si son oficiales, por parte de personas de mucho mayor grado y edad, como señal de afecto y confianza mutua.
Durante la Edad Media, los buques de guerra arriaban (bajaban) la bandera como señal de respeto hacia un superior o a un puerto al que llegaban. Esta práctica se complementaba con el disparo de salvas, que se convirtió finalmente en una costumbre en todo el mundo. En la actualidad, el saludo militar en buques ha evolucionado para adaptarse a las nuevas tecnologías y circunstancias, pero el espíritu de este se mantiene y los marinos de todo el mundo siguen respetando estas tradiciones.
Los saludos no solo se llevan a cabo dentro del propio buque, sino que, en alta mar, cuando dos buques se encuentran, es común que intercambien saludos mediante señales de bandera y sirena. Esta práctica, aunque menos formal que en puerto, sigue siendo un importante gesto de respeto y camaradería entre el personal embarcado.
En la Armada, cuando las circunstancias lo permiten, en las ocasiones en las que se cruzan dos buques de guerra de día, se da la voz de “honores por babor” u “honores por estribor”, y se ordena “firmes” con el chifle del contramaestre (una pitada larga). Cuando termina la pasada del buque se ordena “retirada de honores”, seguido de las pitadas correspondientes. El saludo lo inicia el buque con el comandante más moderno, y el más antiguo comienza la retirada del saludo una vez que ya se han cruzado los buques.
Aunque en la actualidad es muy poco habitual, tradicionalmente los barcos mercantes saludaban a los de guerra arriando su bandera. A este saludo se respondía arriando la bandera nacional a media driza y volviéndola a izar inmediatamente a tope, después de lo cual el mercante izaba también la suya.
El saludo militar en los buques es una tradición que ha resistido al paso del tiempo, adaptándose a los cambios tecnológicos y sociales, pero sin perder su esencia. Ello se debe a que es un símbolo de respeto y honor, que une a todos los marinos del mundo.
*Raúl Villa Caro es doctor ingeniero naval, oficial de la Armada, capitán de marina mercante y secretario de la Fundación Exponav