El pasado día 13, el gobierno local aprobaba de forma definitiva en un pleno extraordinario los presupuestos municipales del presente 2025. Entre las partidas para inversiones del área de Urbanismo, destacan 300.000 euros para la eliminación de tres tapones de circulación en los barrios de Canido, Santa Mariña y Ultramar, siendo en este último el de la calle Adolfo Ros.

Sin embargo, existe otro punto conflictivo en esta zona cuya supresión demandan los vecinos desde hace años: el de la calle Cuba. Tal y como explica la presidenta de la AVV de Ultramar, Natalia Ares, no se trata exactamente de un tapón, dado que no es un cuello de botella formado por inmuebles antiguos que impida la circulación, sino de una serie de pequeños terrenos de propiedad municipal y privada –eso sí, de edificios abandonados–, que impiden conectar los viales que parten de las calles Venezuela y Perú.

“No se trataría del patio interior de un edificio, porque realmente tiene entrada por las dos partes (...), pero en el interior solo hay suciedad y maleza”, señala Ares, incidiendo en que no es nada nuevo, sino que esa “zona cero” lleva siendo un problema para el barrio desde hace años.

En este sentido, la presidenta señala que el Concello debería hacer “algo”, aunque por su reducido espacio las opciones son limitadas. Así, José Manuel Rey, durante las elecciones municipales de 2019, planteó entre sus “100 medidas para el cambio” la eliminación del tapón. La idea, explicó en su momento, suponía actuar en una superficie de 2.000 metros cuadrados, conectando ambos viales y construyendo en su interior “un espacio de ocio con una zona de elementos para ejercicio biosaludable”.

Así, la presidenta de la AVV considera que esta área no parece viable para la construcción de un parque, además de que el ruido podría llegar a molestar a los vecinos, pero sí que sería idóneo para responder –que no dar solución– a uno de los principales problemas del barrio: el estacionamiento. “Nosotros lo que proponemos es que se hagan plazas de aparcamiento porque, al ser una zona muy oscura, a veces hay problemas de trapicheos, pero si se construyen estas vacantes, con una buena iluminación y con los coches entrando y saliendo, se evita esa ‘intimidad’”, apunta la presidenta.

La necesidad de subsanar este punto conflictivo se le comunicó al Concello en diversas reuniones con la Asociación de Vecinos, especialmente durante la ronda de encuentros con estas entidades que se realizó a comienzos de mandato. En cualquier caso, durante el último encuentro se les trasladó que, si bien no constaba en una partida concreta –como sí sucede con el tapón de Adolfo Ros–, el gobierno local contempla la eliminación de esta barrera urbana en los presupuestos del presente 2025.