La biblioteca de Ferrol, con sus trabajadoras y usuarios, salió ayer a la calle, pero no para expandir la cultura al ciudadano sino para denunciar que apenas puede prestar su servicio por la escasez de personal.
Los apoyos que desde el 1 de enero –cuando concluyeron su contrato cuatro auxiliares administrativos contratados en abril para paliar la merma de personal– se han ido sucediendo de forma directa o en las redes se plasmó ayer en una manifestación. Así, cerca de trescientas personas, entre las que se encontraban representantes de todos los grupos políticos de la oposición –PP, FeC y BNG–, representación sindical del Concello o entidades y particulares del mundo de la cultura, apoyaron a los trabajadores en esa “resistencia” al desmantelamiento del servicio, que se ha venido sucediendo en los últimos tiempos y que supone una menor prestación de servicios y una apertura en horario reducido, llegando incluso a cerrar por las tardes.
Con pancartas con lemas como “Un alcalde de altura non nos deixa sen cultura” o “Unha biblioteca sen planificación non ten solución”, las trabajadoras encabezaron una manifestación que partió de la sede de la biblioteca, en la plaza de España, y que recorrió la calle Real hasta la plaza de Armas, para concentrarse ante el Palacio Municipal.
Carteles alusivos a un servicio de préstamo “na UCI” o a una actividad de la Biblioteca “DEP” acompañaron a los ciudadanos que, en pequeños grupos, consideraban insólito que una ciudad como Ferrol no tenga un buen servicio de biblioteca.
Varios manifestantes reconocieron tener que acudir a otras bibliotecas, como la de Narón, por coincidir las horas de apertura con su horario laboral, mientras que un grupo de estudiantes explicaban que ya no venían al centro sino que se quedaban en el Aulario o en el Patín, por no contar en el centro con un amplio horario. La falta de actividades para niños fue denunciada también por madres, que no dudaron en asistir al acto con los hijos, que hace tiempo podían disfrutar de una oferta complementaria de la que ahora carece la biblioteca.
Una vez en la plaza de Armas, las palabras del escritor Antón Cortizas se dejaron oír de la boca de una voluntaria. Recordando al cuento de Christian Andersen, narró la historia de un cerdito, que, tras haber echado abajo el lobo las bibliotecas de sus dos hermanos, de paja y madera, mantuvo en pie la de “pedra cultural” a la que el lobo sopló hasta la extenuación, sin poder derribarla.
Así, de las tres bibliotecas existentes –O Inferniño, Caranza y Ferrol centro– solo queda “media biblioteca que resiste as inclemencias do desleixo”. Cortizas aludió, a través de su escrito, a que “as estruturas seguen aí pero a súa esencia e alma foron eliminadas ou asasinadas”.
El texto del escritor ferrolano dejó claro que una biblioteca cerrada “ou baixo mínimos, é unha porta aberta ao ermo da ignorancia”.
Por su parte, Fany Gómez, portavoz de las trabajadoras de la biblioteca, que no pudo contener la emoción ante los apoyos recibidos, agradeció a los asistentes al acto su presencia, remarcando que “non podemos consentir que nos quiten este servizo, que non será esencial pero que nós necesitamos da lectura e a cultura”, por lo que indicó que seguirán reivindicando “o noso dereito”.