La Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao se mantiene por debajo de las cifras de tráfico de mercancías del año pasado, pero en el último trimestre, entre julio y septiembre, la situación ha mejorado ligeramente con respecto a la primera mitad del año. Entonces, la diferencia acumulada rondaba el 24%, mientras que en verano ese déficit se atenuó hasta cuatro puntos gracias a un mejor comportamiento de los principales segmentos de carga. De ese modo, en el tercer trimestre, por los muelles del organismo que preside Francisco Barea la actividad se ralentizó un 9%.
Desde el Puerto se explica que los resultados de estos nueve primeros meses del año están dentro de las previsiones a corto y medio plazo. “Estamos en un momento de transición que nos llevará a que, tanto este año como probablemente el 2025 nos movamos en unas cifras discretas”, apunta Francisco Barea, que insiste en que se trata de un periodo de “cambio para superar la importante reducción de tráficos que tradicionalmente suponían un volumen importante para nuestros puertos, y esos cambios necesitan un tiempo para consolidarse”. Se refiere, principalmente, al carbón, que en algunos ejercicios llegaba a significar alrededor del 40% de toda la mercancía que se embarcaba y descargaba en Ferrol y San Cibrao. Con la Bauxita de Alcoa pasa otro tanto de lo mismo.
Como consecuencia de ese cambio de modelo, derivado principalmente de una transición energética, la Autoridad Portuaria local está trabajando, recuerda, en la captación de nuevos tráficos y, sobre todo, en la consolidación de nuevas líneas de negocio que generen valor añadido, creen empleo y dinamicen la economía en nuestra área de influencia. Eso es lo que realmente mide el potencial de un puerto y en esa dirección nos movemos”, explica el presidente del Puerto. En ese proceso de captación va a jugar un papel fundamental la conexión ferroviaria, que avanza según las previsiones.
En cuanto a los datos concretos del movimiento de mercancías por segmentos de carga, el que mejor comportamiento mantiene desde el comienzo del año es el de graneles sólidos, que no solo no pierde con respecto al año pasado, sino que aumenta. Así, más de la mitad de las toneladas que se cargaron o descargaron en los muelles de Ferrol y San Cibrao se corresponden con este tipo. Son, en concreto, 2.871.270 toneladas de las 5.190.572 totales y seis mil más que entre enero y septiembre del ejercicio pasado.
La situación es totalmente diferente en lo que respecta a los líquidos, aunque en este caso con la particularidad de que 2023 fue un año récord. Hasta ahora, por ejemplo, el volumen total se sitúa en los 1,8 millones de toneladas, por los 2,8 del ejercicio anterior. En el caso de la mercancía general, entre enero y septiembre se supera ligeramente el medio millón, cuando el año pasado estaba algo por encima de las 800.000 toneladas. En lo que concerniente a los contenedores, se ha pasado de los 23.229 TEUS a los 10.390 de este ejercicio.
En otros capítulos, la situación es mejor que la del año pasado, al margen de la que presentan los graneles sólidos. Así, en la llegada de pasajeros, este ejercicio está siendo más fructífero, hasta el punto de que se ha más que duplicado la cifra de turistas que visitaron Ferrol en los nueve primeros meses del año. En 2023 habían sido a estas alturas 5.244, por los casi 12.000 (11.992, en concreto) de las casi veinte escalas que se han registrado hasta ahora. Todavía quedan, además, otras seis hasta que acabe el año; la próxima será la que semana que viene, con el amarre del “Hamburg”.
Hasta el día 23 de este mes está abierto el plazo de presentación de ofertas de las empresas interesadas en realizar la asistencia técnica para la redacción del proyecto de pavimentación de la calle principal del puerto interior. El importe estimado del contrato, impuestos incluidos, se sitúa en torno a los 57.600 euros.
Según los pliegos, el Puerto reserva alrededor de 1,2 millones para la ejecución de trabajos que pretenden solucionar el mal estado que presenta actualmente debido a diferentes factores; por un lado, el paso del tiempo –la última actuación global fue en el año 1997–; por el otro, las obras de retranqueo de toda la carretera Baja que ha reducido el espacio interior del recinto.
Además, sobre esa calle principal discurre la vía ferroviaria número 31 –de más de 1.100 metros de longitud–, que da servicio a todas las naves situadas en la calle principal y al muelle del espigón, y cuyas obras de renovación comenzarán, según el documento, este mismo año.