La cofradía de Cedeira es la que más bivalvos ha enviado en lo que va de año a las bateas de reinstalación de San Carlos, muy por encima de los otros cuatros pósitos que utilizan este mecanismo implantado por la Consellería do Mar en 2011 –aunque no comenzó a funcionar hasta enero del año siguiente– para poder comercializar los moluscos procedentes de las llamadas zonas C, es decir, aquellas en las que el nivel de E. coli supera el máximo para poder comercializarlos en fresco e incluso en una depuradora.
Así, según los datos del departamento que dirige Alfonso Villares, en estos casi seis meses de actividad las mariscadoras cedeiresas han llevado a las dos bateas más de 12.000 kilos, principalmente de berberecho 11,5 toneladas) y algo de almeja japónica. Tras reanudar estas semanas la extracción podrán faenar los dos próximos meses gracias al acuerdo alcanzado por las cinco cofradías que utilizan esta estructura con la Consellería. Es la primera vez que el sistema estará abierto durante los meses de julio y agosto y las agrupaciones creen que va a suponer un respiro a nivel económico, pues se trata de semanas en las que aumenta la presencia de turistas y, por lo tanto, se incrementa también la cotización de los productos que extraen.
En el caso de las mariscadoras cedeiresas, no tienen otra alternativa, pues toda la ría –que incluye también Vilarrube– está desde el pasado mes de mayo en zona C estable, de modo que todos los moluscos bivalvos que recolectan deben pasar por este proceso de depuración intensivo.
Para el resto de cofradías, la importancia de mantener abierta la reinstalación también es importante, aunque en una proporción menor. La de Ferrol ha llevado 2,8 toneladas a las bateas, principalmente almeja japónica extraída de uno de los pocos bancos productivos de bivalvos actualmente, tras la debacle de As Pías, la zona de O Couto. Por volumen de envíos le sigue la de Barallobre (con algo más de 600 kilos reinstalados desde el mes de enero, también de japónica en su inmensa mayoría); Miño, con 450, repartidos casi a partes iguales entre esta especie y fina; y Corcubión, con menos de 200 kilos, casi todo berberecho.
La decisión de abrir la reinstalación en verano culmina un proceso de varios meses, en concreto de casi un año, cuando la Cofradía de Barallobre realizó una prueba: reinstalar durante los meses de verano dos kilos de bivalvos para ver exactamente qué mortalidad presentaba.
El motivo por el que durante todos estos años se mantuvo cerrada era precisamente que el aumento de la temperatura del agua provocaba más mortalidad en el marisco reinstalado, aunque el “experimento” del año pasado determinó que apenas había habido merma.
Las “negociaciones” entre las cofradías y la Consellería, en este caso con la dirección xeral de Desenvolvemento Pesqueiro que encabeza desde las pasadas elecciones, Marta Villaverde, fueron rápidas y fructíferas, por entender ambas partes de que era necesario probar y que los pósitos pudiesen trabajar con normalidad.
El único punto “controvertido”, aunque mínimamente, fue el porcentaje de mortalidad que la administración debería asumir y que a lo largo del año se sitúa por encima del 10%.