Los residuos voluminosos son una constante en la vida de un municipio. Incluso en aquellos casos en los que se quiera minimizar al máximo la producción de basuras y la huella de carbono, realidades como la obsolescencia programada o incluso el uso diario de muebles y enseres hace prácticamente inevitable no terminar con desechos que deben tratarse por cauces específicos.
Así, el servicio de recogida de estos desperdicios es esencial para el correcto funcionamiento de cualquier municipio. En el caso de Ferrol, al igual que el resto de basuras, esta labor recae en la empresa Urbaser, que recolecta estos enseres de acuerdo a un calendario semanal –de lunes a viernes– dividido por barrios.
Esta prestación, de igual modo, se complementa con el punto limpio de la ciudad naval, situado en la carretera de Catabois y que se enfoca también a la gestión de residuos de difícil tratamiento. En ambos casos, eso sí, se trata de un servicio completamente gratuito para la ciudadanía, aunque en el segundo se establecen una serie de limitaciones de cara a evitar abusos.
El uso de esta prestación se ha mantenido de forma bastante consistente dentro del término municipal, aun teniendo en cuenta la pérdida poblacional que se constata desde hace años. Las únicas dos excepciones, al menos desde 2018, son los ejercicios 2021 y 2023. Según los registros municipales, en 2018 se cuantificaron 817.570 kilos de voluminosos; 814.230 en 2019; 875.340 en 2020 y 868.620 en 2022.
El año pasado, no obstante, se alcanzaron los 926.560 kilogramos de estos desperdicios, mientras que en 2021, el ejercicio más destacado de la serie, se llegó al millón de toneladas –concretamente 1.012.380 kilos–.
En cuanto a los residuos más comunes, desde el Concello se detalló que los colchones y somieres, los muebles y los electrodomésticos coronan el ránking, aunque los libros, ciertos restos de obras domésticas –como marcos de ventanas o de puertas– y objetos voluminosos como maletas también son prevalentes.
Respecto a las previsiones de futuro de esta prestación, el concejal responsable del área de Servizos, José Tomé, aseguró que “la recogida y tratamiento de enseres se incluirá en el nuevo pliego” del contrato de residuos sólidos urbanos, en el que ya se está trabajando, y que, además, se incorporarán “de forma permanente acciones para atajar los vertederos incontrolados”.
Y es que el incumplimiento de la normativa para la recogida de estos desechos, especialmente en zonas apartadas del rural –los mencionados basureros ilegales– es uno de los retos más acuciantes de la administración ferrolana. Como se mencionó, el servicio de recogida es completamente gratuito y únicamente es necesario contactar con Urbaser –a través del teléfono 981 326 900–, que comunicará al vecino qué día y hora debe bajar sus enseres al contenedor más cercano. El calendario de la empresa a día de hoy es: los lunes se opera en la zona centro y en los avisos de vertederos incontrolados; los martes en los Ensanches; el miércoles en Caranza; jueves en el rural; y el viernes se ofrece un servicio adicional en el centro y sus alrededores.
La recolección, detalló el Concello, se realiza de siete de la mañana a 13.30 horas, aunque en ocasiones el servicio se refuerza con una segunda salida por las tardes, especialmente en las parroquias del rural durante la época estival, dado el incremento de la demanda.
Sin embargo, pese a estas facilidades, no es raro ver acumulaciones de estos enseres en pleno día y en jornadas en las que no hay recogida en esa zona concreta. La ordenanza de Ferrol es clara, prohibiendo el depósito de estos desperdicios en la vía pública –salvo en caso de solicitar su recolección– y estableciendo sanciones que van desde los 750 euros para las infracciones leves, hasta los 3.000 para aquellas de carácter más grave.
No obstante, controlar esta situación es una tarea muy complicada, tanto por la falta de efectivos de la Policía Local –que al igual que con otros problemas, como el de las heces caninas, requeriría una enorme cantidad de agentes patrullando cada barrio de forma constante–, como por la dificultad de identificar a los infractores una vez han depositado los desechos en la calle. Ante esta coyuntura, José Tomé adelantó que el gobierno municipal “está preparando una campaña de concienciación ciudadana”. A esta se sumará otra enfocada al comercio “en relación con las obligaciones de la línea blanca”, apuntó el concejal, recordando que “cuando se compran ciertos electrodomésticos, en su precio va incluida la recogida y gestión de los propios aparatos”.
En cuanto al caso concreto de los vertederos incontrolados, que generalmente se componen de restos de obras a pequeña escala –mucho más difíciles de controlar–, el responsable de Servizos apuntó que este año se ha destinado una partida específica de 16.500 euros para acabar con los depósitos existentes.
No obstante, como ya se señaló, esta será una solución temporal antes de la licitación del nuevo servicio. La idea, subrayó Tomé, es que la limpieza de estos depósitos entre en las funciones de la adjudicataria del futuro contrato.