Las Urgencias están en el punto de mira del sistema sanitario por su habitual saturación invernal, en la época de mayores afecciones respiratorias, agravada por las esperas que se dan también en atención primaria, lo que hace que en ocasiones se acuda directamente al hospital. En lo que va de enero, el número de urgencias atendidas en el CHUF es de una media de 172 diarias, menos que en diciembre y una cifra similar a la de esta misma época en otros años. “Debido al periodo estacional en el que nos encontramos el número es ligeramente superior a la media anual y se caracteriza por un aumento de la incidencia de las infecciones respiratorias”, explican fuentes sanitarias.
Aun así, subrayan que los informes de salud pública evidencian una dismunición de estas afecciones.
El Área cuenta con un plan de contingencia de invierno que se va activando por fases según la demanda en colaboración con los servicios más implicados y eso “está permitiendo ir dando respuesta a las necesidades y demandas asistenciales que se van generando”.
En este sentido, se ha habilitado un espacio para la espera de pacientes pendientes de cama en las plantas de hospitalización. Está ubicado en las proximidades del servicio, en el lugar de la antigua farmacia, y tiene capacidad para 13 enfermos.
Desde el Área resaltan y agradecen el trabajo de todos los profesionales, sanitarios y no sanitarios, “que trabajan para dar respuesta a las urgencias, tanto en atención primaria como en atención hospitalaria”.
El paso por Urgencias, sin embargo, es motivo de protestas por parte de algunos usuarios debido a la saturación y a las demoras. Es el caso de María del Carmen P.V., de 85 años, que acudió el pasado sábado por un intenso dolor de cabeza y estuvo en el hospital diez horas y media. Insiste en que el trato por parte del personal sanitario fue inmejorable y le realizaron múltiples pruebas pero apunta que la carencia de trabajadores hace que se vivan situaciones muy difíciles.
Denuncia que la tuvieron a ella y a su hijo en un cuarto que no había sido limpiado y tenía restos orgánicos y que no se les ofreció comida en todo el día, a pesar de que ella informó de que es diabética. “No protesto por la gente, es que no daban abasto, los enfermos llegaban a lotes”, explica. “Yo esto no lo había vivido en ningún sitio”, añade.