Galicia es tierra de petroglifos y el norte de la Comunidad no es una excepción. Estos grabados del período neolítico sobre la superficie de las rocas son objeto de estudios de especial interés, como el que ha llevado a cabo en Monfero el Grupo de Arqueoloxía Terra de Trasancos (GATT), que tiene a sus espaldas una trayectoria de más de 30 años y multitud de investigaciones sobre el arte rupestre de la zona.
En su publicación “Gravados rupestres no Concello de Monfero” (2016), la agrupación consiguió describir y catalogar un total de 31 paneles que albergan estos grabados. La conclusiones de la investigación se recogen en el número 39 del “Anuario Brigantino”, editado por el Ayuntamiento de Betanzos.
Los petroglifos de las parroquias de Monfero se dividen en dos categorías principales según su edad. Los más antiguos, los prehistóricos, se concentran en la parroquia de Santa María de Vilachá, en la parte occidental de la localidad. Estos grabados se encuentran tallados en granito y suelen mostrar formas geométricas, entre las que destacan círculos concéntricos de entre 45 y 70 centímetros.
Uno de los hallazgos más ricos de entre los seis paneles prehistóricos localizados es el clasificado como Edreiros 1, que incluye multitud de estas formas, además de las características cazoletas –pequeñas depresiones circulares que aparecen como un elemento común en estas creaciones– e incluso una figura que podría representar a un ser humano.
Por otro lado, los 25 petroglifos históricos documentados corresponden a una época más reciente y están repartidos entre las parroquias de Santa María de Vilachá y San Fiz. En algunos casos, estos paneles están asociados a límites territoriales, como es el caso de los de Pena Cruzada de sobre San Bartolo y Pena Cruzada de sobre Cortizas, que fueron utilizados como marcos del Couto Xurisdiccional do Mosteiro de Monfero –documentados ya desde el siglo XV–. Las cruces talladas en esta roca habrían sido añadidas con posterioridad para delimitar las propiedades del monasterio.
Otro hallazgo importante realizado por los expertos es el del grupo de nueve paneles de Pena Bicuda, donde los arqueólogos encontraron un conjunto de 16 figuras cruciformes y 78 cazoletas, todas ellas hechas con hierro. Este grupo de grabados parece haber sido utilizado como linde territorial, aunque todavía no se ha confirmado si servía como delimitación jurisdiccional, parroquial o municipal.
Además de la antigüedad, otra de las claves para la clasificación de los petroglifos es el tipo de roca sobre la que se encuentran esculpidos. Los grabados prehistóricos están tallados en granito, que solo está presente en las parroquias occidentales del municipio, y por eso es el único soporte de los paneles de Vilachá. La escasez de esta roca en el resto del concello explica que sea la losa el soporte más utilizado para los grabados de San Fiz, pues es mucho más abundante. De los 17 paneles hallados en esta parroquia, son 15 los que tienen la losa como base.
Desde el grupo de Arqueoloxía da Terra de Trasancos explican que la gran extensión del municipio monferés hace muy difícil abarcarlo por completo. Es por ello que, por el momento, las únicas parroquias exploradas por estos expertos han sido las de Vilachá y, en menor medida, San Fiz.
Se trata, pues, de un trabajo en constante evolución debido a la aparición de nuevos yacimientos. De hecho, sus investigaciones no se limitan a Monfero en la comarca do Eume. El grupo publicó también en 2019 un artículo en el que se analiza la identificación de seis paneles prehistóricos en el vecino municipio de Pontedeume.