La fiscal general de Israel, Gali Baharav-Miara, ordenó este domingo al Ministerio de Trabajo detener las subvenciones para guardería de los judíos ultraortodoxos que no cumplan con las órdenes de reclutamiento del Ejército.
En una carta recogida por la prensa israelí, la fiscal general defendió que "no hay ninguna justificación para financiar la guardería como incentivo para que los designados para el servicio militar estudien la Torá" (Biblia hebrea).
La noticia llega después de que el Ejército israelí comenzara a mandar órdenes de reclutamiento a unos 900 judíos ultraortodoxos, después de que una decisión del Tribunal Supremo israelí tumbara la exención que les ha mantenido fuera de las fuerzas armadas durante décadas.
De los 900 notificados la semana pasada, solo 48 se presentaron en la oficina de reclutamiento, en medio de fuertes protestas que acabaron en el allanamiento del centro de reclutamiento militar de Tel Hashomer, en la periferia de Tel Aviv, por varios jóvenes ultrarreligiosos el pasado martes.
Uno de los ministros ultraortodoxos del Gobierno israelí, miembro del partido Judaísmo Unido de la Torá (clave para la coalición de gobierno de Benjamín Netanyahu), acusó a Baharav-Miara de querer "matar de hambre" a los hijos de los ultraortodoxos por motivos políticos, en un comunicado recogido por el medio israelí The Times of Israel.
"El consejo de la fiscal general revela la verdad: no les interesan las necesidades del Ejército, solo la persecución obsesiva del mundo de la Torá y la familia ultraortodoxa", dijo Meir Porush, ministro de Asuntos de Jerusalén.
A comienzos de abril expiró una norma temporal que permitía mantener la exención militar de los haredim (término en hebreo para los judíos ultraortodoxos), que desde la fundación del Estado de Israel han evitado el servicio obligatorio.
Tras meses de polémica sobre si la medida continuaría en vigor o no, el Supremo israelí decidió que "no existe base legal para excluir a los hombres ultraortodoxos del reclutamiento" y que si no sirven en el Ejército tampoco deben recibir subvenciones educativas y de asistencia social financiadas con fondos públicos.
Después de que la guerra en Gaza llevara a la movilización masiva de unos 300.000 reservistas, también para batallones tanto en la frontera norte con el Líbano como en el territorio ocupado de Cisjordania, muchos israelíes reclaman al primer ministro, Benjamín Netanyahu, que todos los jóvenes cumplan con su deber militar.
Ahora, los 67.000 hombres haredim elegibles (el equivalente a cinco divisiones militares) se enfrentan a su entrada gradual en las fuerzas armadas.
El ministro de Seguridad Nacional de Israel, el ultraderechista y colono Itamar Ben Gvir, acusó este domingo al primer ministro, Benjamín Netanyahu, de estar cometiendo un "grave error" al participar en las próximas conversaciones para una posible tregua en la Franja de Gaza, auspiciadas por un borrador de EE.UU., y aseguró que algo así equivaldría a rendirse ante Hamás.
"Estamos aplastando a Hamás", dijo Ben Gvir en una entrevista con la Radio local 103 FM de la que se hicieron hoy eco medios locales. "Entonces, ¿ahora deberíamos ir a una conferencia y rendirnos? Es un grave error del primer ministro (Benjamín Netanyahu)".
El pasado 8 de agosto, los países mediadores exigieron a Israel y Hamás que "reanuden las discusiones urgentes" el próximo 15 de agosto -en Doha o El Cairo- para cerrar todas las "brechas restantes y comenzar la implementación del acuerdo sin más demora".
La iniciativa recibió un extenso apoyo entre la comunidad internacional, e Israel -que aún aguarda un ataque de Irán y Hizbulá tras el asesinato en Teherán del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh- accedió a enviar una delegación.
Ayer, en un tono similar, el ministro de Finanzas de Israel, el ultranacionalista y también colono Bezalel Smotrich, pidió a Estados Unidos que "respete la democracia israelí y la posición de sus funcionarios", después de que el viernes el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, alertase de que el Gobierno estadounidense no permitirá que los "extremistas" desvíen de su curso las conversaciones de tregua.
En su cuenta de X, Smotrich escribió ayer que "el acuerdo de rendición deja morir a la mayoría de los secuestrados, libera a muchos asesinos, devuelve a los terroristas al norte de la Franja de Gaza, abandona la frontera y permite a Hamás contrabandear armas y restaurar su poder para regresar y atacar a Israel".
Desde el pasado diciembre, la posibilidad de un acuerdo se ha visto estancada ante la negativa de Israel a aceptar un alto el fuego definitivo en Gaza, donde ya han muerto más de 39.700 palestinos -la mayoría mujeres y niños- y al menos 91.700 han resultado heridos, según datos sin actualizar desde hace tres días del Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás.
La actual propuesta de los mediadores se basa en los principios descritos en mayo por el presidente estadounidense, Joe Biden, que incluyen una primera fase de seis semanas en la que habría un alto el fuego completo, se retirarían las tropas israelíes de todas las áreas pobladas de la Franja de Gaza y se intercambiarían varios rehenes por palestinos presos en cárceles israelíes.