Al menos 40 gazatíes perdieron este sábado la vida en bombardeos israelíes, concentrados en el campamento central de Nuseirat y en las zonas sureñas de Jan Yunis y Rafah, mientras la población civil malvive hacinada y sumida en la escasez y la propagación de enfermedades.
Así, ya son cerca de 40.700 los fallecidos desde el 7 de octubre y más de 94.000 los heridos, según el recuento en hospitales del Ministerio de Sanidad. Otros 10.000 cuerpos se estima que siguen bajo toneladas de escombros.
Solo en Nuseirat fallecieron hoy 20 gazatíes, la mayoría miembros de cuatro familias distintas, en ataques de artillería contra sus viviendas en los que también murieron niños, informaron hoy las autoridades locales.
En la sureña Jan Yunis, de donde el Ejército israelí se retiró ayer tras 22 días de ofensiva, los equipos de emergencia de la Media Luna Roja recuperaron al menos ocho cadáveres, según difundieron en vídeo en la red social X.
También en Jan Yunis, cinco civiles murieron y otros 15 miembros de la familia Abu Bakr resultaron heridos en el bombardeo de una vivienda en Al Jabour, según la agencia de noticias palestina Wafa, que denunció también un ataque con dron, en Rafah, que mató al menos a dos palestinos.
Según una evaluación reciente de la ONG inglesa Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés), el 41 % de familias gazatíes cuidan a niños que no son suyos desde el inicio de la guerra en Gaza, y los doctores están atendiendo a menores en hospitales a los que nos les queda ningún adulto que haya sobrevivido.
Este sábado, de momento de forma limitada, se dio inicio en el sur de la Franja de Gaza a la distribución de vacunas contra la polio, un día antes de la fecha anunciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según las autoridades sanitarias y medios locales, en el Hospital Naser de Jan Yunis un número reducido de bebés y niños fueron vacunados, y tendrán que tomar una segunda dosis dentro de tres semanas.
Con esta campaña se busca inmunizar contra la polio a más de 640.000 niños menores de 10 años, después de que el primer caso de esta enfermedad fuera detectado en la Franja -con nefasta condiciones de salubridad y una población desplazada y hacinada en tiendas- por primera vez en más de 25 años.
La campaña durará unos tres días y llega precedida por el acuerdo, según la Organización Mundial de la Salud acatado también por Israel, de realizar pausas diarias en los combates de ocho horas, desde las 6 de la mañana hasta las 2 de la tarde.
Según datos de la ONU, alrededor del 86 % de la Franja sigue afectado por más de 40 órdenes de evacuación, mientras que cientos de miles de familias desplazadas son obligadas a vivir en la denominada "zona humanitaria", una franja de tan solo 47 kilómetros cuadrados sin infraestructura y servicios esenciales.
“La situación en Gaza es más que desesperada... Los civiles tienen hambre. Tienen sed. Están enfermos. No tienen hogar. Han sido empujados más allá de los límites de la resistencia, más allá de lo que cualquier ser humano debería soportar”, denunció el jueves en un informe la secretaria general adjunta interina de Asuntos Humanitarios de la ONU, Joyce Msuya.
El hacinamiento en Al Mawasi (en Jan Yunis), unido a la falta de agua potable, instalaciones sanitarias y productos básicos de higiene como el jabón, está afectando a los niños y propagando el contagio de enfermedades cutáneas.
Hasta el 30 de junio, la OMS ya había registrado 103.385 casos de sarna y piojos, 65.368 casos de erupciones cutáneas y 11.214 casos de varicela en la Franja.
“Todos los días vemos entre 300 y 400 personas en la clínica médica, de las cuales 200 casos están relacionados con enfermedades de la piel”, explicó ayer en un comunicado el pediatra de la Asociación Palestina para el Desarrollo Agrícola (PARC), el doctor Youssef Salaf al Farra, subrayando que los niños son los más afectados.
Desde hace tres meses, la ONG Médicos Sin Frontras (MSF) intenta importar 4.000 kits de higiene destinados a la zona humanitaria que incluyen artículos como jabón, cepillos de dientes, champú y detergente para ropa, pero dicen que las autoridades israelíes no se lo permiten.