Desde el pasado 25 de abril Inés González y su familia están en vilo. Su gata Molly, de casi dos años de edad, se ha perdido y nada saben desde entonces de su paradero.

El piso en el que residen es un cuarto y tiene un gran ventanal en el que habitualmente tienen puesta una red para evitar que los gatos (tienen otro de 15 años) puedan caerse o salir. Sin embargo, las fuertes lluvias y el viento del invierno han hecho que todavía no hayan optado por colocarla, al no tener la ventana abierta por norma.

Un descuido estaría detrás de esta pérdida y Molly habría aprovechado la ocasión para asomarse. Pese a tratarse de un cuarto piso, hay edificaciones a distintas alturas por lo que la gata ha podido ir bajando y perderse. Hasta el momento nunca les pasó nada similar y el animal solo ha estado fuera de casa el día de su llegada y para las visitas al veterinario (está esterilizada).

El cariño que le tienen a su gata queda de manifiesto en el interés que han mostrado en encontrarla. Además de buscarla por el vecindario, no han dudado en poner anuncios en el periódico y poner a disposición de la ciudadanía un número de teléfono de contacto para quien haya podido ver a Molly (698 165 300). 

Se trata de una gata común tricolor, de ojos verdes, lo que puede dificultar su localización, especialmente cuando en la zona, como explica Inés, se encuentran colonias de gatos callejeros con características similares que, de hecho, han llevado a que contacte con ella mucha gente que dice haberla visto. Lamentablemente cuando se han desplazado han visto que no se trataba de Molly.

Su residencia está en la calle Méndez Nuñez de Narón, que se cruza con la calle Cambre, en las inmediaciones de Alcampo, y por esa zona hay también terrazas y descampados que dificultan su hallazgo.
Pese a o tener microchip, ya ha sido advertida la Policía Local, el refugio de animales de Mougá y clínicas veterinarias, con el fin de poner todos los medios para que Molly pueda volver a su casa en el caso de que alguien la localice y no sepa quién es su propietario.

No solo Inés está preocupada por Molly. Toda la familia –tiene dos hermanos pequeños– desea recuperarla, especialmente su hermano de seis años, con el que duerme habitualmente. 

Por eso, no dudan en recompensar al que lo encuentre, pidiendo solo que se les comunique y ellos se desplazarán a donde haga falta. Temen que pueda haber entrado en alguna casa por un balcón o esté por la calle y, al haber colonias, se le esté alimentando sin saber que tiene un hogar, en el que todos la están esperando.