En la parroquia naronesa de Sedes existen tres templos que conforman un valioso patrimonio religioso. Se trata de la capilla de Santa Lucía, la de San Vicente y la “majestuosa” iglesia de San Esteban. Así se define esta última en la propia web de turismo municipal, en la que se destaca además que en pleno dominio del arte neoclásico, en el último tercio del siglo XVIII, el Barroco aún pervivía y resistía en la zona rural de la Comunidad.
Así pues, el santuario fusiona su fachada y torre campanario –de estilo barroco– con el resto de su construcción más simple. El templo reside en el interior de un atrio cerrado por un muro bajo y cuenta con una planta de cruz latina. En su exterior puede observarse una escultura –de autoría desconocida– en la que se observa a un joven inmaduro, con la palma del martirio en una mano y el libro de los evangelios en la otra. Se trata de San Esteban, considerado el primer mártir cristiano.
Pese a todos estos detalles, que muestran su alto valor patrimonial, la iglesia se encuentra en la actualidad en mal estado de conservación, con presencia por ejemplo, de múltiples goteras que obligaron en las últimas semanas a cancelar la catequesis y los oficios religiosos.
“Eso parecía una piscina. Ya no solo es que haya goteras, que fui arreglando alguna que otra, es que nos entra agua por debajo de la puerta cuando hace mucho viento. Creo que el problema reside en la zona de la cubierta principal”, explica el párroco Luis Ledo, que apunta a que en caso de no poderse celebrar la misa en esta iglesia, la actividad se trasladaría a la vecina capilla de Santa Lucía.
El responsable de la parroquia asegura que ya ha trasladado en más de una ocasión los problemas que padece el templo. “Voy a mandarle un escrito al vicario general y, aprovechando la visita pastoral del obispo el próximo viernes, le explicaré la situación. Mi intención, además, es crear una comisión para que se gestione una obra en la iglesia”.
Para poder sufragar estos trabajos, Ledo apunta a una posible solución. “Que vendan la rectoral, que no se usa y no va a vivir en ella ningún cura. Allí arriba hay también un terreno en el que estuvo la escuela de Sedes... yo creo que el Obispado aquí tiene que moverse”.
El párroco incide en el hecho de que el deterioro de la iglesia no debería preocupar solamente a “los feligreses asiduos a misa”, sino al vecindario en general. “Se trata de un templo antiguo, con una bóveda de cañón de piedra en la nave central y los muros están reforzados, como se hacían las construcciones antes. He sido cura en San Julián de Narón y en otros sitios y, para mí, es de las iglesias más valiosas”.
En ese sentido, Ledo remarca que la iglesia no ha sufrido modificaciones con el paso de los años. “En la zona, por ejemplo en Santa Rita, en donde también fui cura, se hicieron obras de reestructuracón de la cubierta hace 15 o 20 años. En San Julián de Narón también se hicieron arreglos... Pero en esta, según comentan los más mayores, los octogenarios, recuerdan que fue cuando eran niños cuando se hizo el último arreglo. Desde entonces lo único que se ha hecho es matar alguna gotera. Aunque sea lo último que me toque hacer, por lo menos, me gustaría dejar este tema zanjado”, asevera.