El Consejo de Ministros del martes nos traía la buena nueva del ascenso del jefe del Arsenal Militar ferrolano, Ignacio Frutos Ruiz, al empleo de almirante, a la par que se le nombraba Jefe de Apoyo Logístico de la Armada. No voy a glosar yo, desde aquí, la brillante carrera desarrollada ,a lo largo de su vida militar, por nuestro almirante. Otros ya se encargaron de hacerlo.
Tengo el honor y el placer de gozar de amistad personal con Nacho Frutos, de familia de raigambre militar, vinculada con la Armada y el Ejército del Aire, a los que yo también me siento entrañablemente unido. No en vano, su abuelo, Eugenio Frutos Dieste, fue condecorado con la Medalla Militar Individual y fue ascendido a teniente general del E.A.
Por otra parte, el almirante Frutos está unido a Ferrol por un importantísimo vinculo, como es el estar casado con Daría Blanco Núñez, una de las numerosos hermanas de dicho apellido, de ilustre abolengo dentro de la Armada ferrolana. No podemos olvidar al almirante Indalencio Núñez y a su hija Caridad, “Cachita” Núñez, figura señera ferrolana, muy vinculada al arte y a la pintura, suegra que fue del almirante Frutos. Debo añadir que, por otra parte, también me vinculan estrechos lazos de amistad, ya que nuestras familias, los Núñez y los Permuy, era amigos “de Ferrol, de toda la vida”, como solía decirse.
Estos vínculos amistosos y de afecto personal no me van a nublar la visión a la hora de escribir acerca de la figura del Almirante Frutos, en relación con su paso por Ferrol, en su periodo de mando del Arsenal Militar, “el mejor del mundo”, como lo califica el propio almirante.
Antes de comenzar a glosar el periplo ferrolano del almirante, permítaseme comentar que, como periodista y militar que soy, con 56 años de profesión a mis espaldas y 43 de servicio en la Fuerzas Armadas, he tenido sobrada experiencia para estudiar, a lo largo de dichos años, el devenir de las relaciones entre estas últimas y la sociedad de nuestra ciudad y nuestro país. Allá por finales de los años 60 del pasado siglo, el almirante Jefe de la Zona Marítima del Cantábrico apenas si “descendía” del trono de su salón de Capitanía, y apenas se le veía en actos que no fuesen estrechamente vinculados con la Marina, con el Ejército o con la Iglesia.
Más adelante, ya como militar, siendo capitán destinado en la Oficina de Comunicación y Relaciones Públicas de la Capitanía de la 6ª Región Militar Noroeste, en A Coruña, tuve ocasión de experimentar el enorme recelo existente entre los medios de comunicación pública y el mando militar.
Hablé con mis compañeros periodistas, y me cansé de redactar, informe tras informe al mando, señalando la necesidad de estrechar ambas relaciones, dentro del mutuo respeto. Fueron voces en el desierto. Como en el Ejército no se dimite, cambié de destino y poco después, ya en la reserva, volví a incorporarme a los medios de comunicación.
En estos últimos años han sido enormes los cambios experimentados, tanto por nuestra sociedad, como en las propias Fuerzas Armadas. Y estas fuerzas militares, en relación con las instituciones públicas, políticas y sociales, han sufrido la misma transformación, en sentido positivo.
Y volviendo al almirante Nacho Frutos, permítaseme la familiaridad, solo hemos de decir que desde julio de 2021 hasta nuestros días, siempre ha mostrado ese enorme compromiso con la sociedad civil ferrolana. No ha habido acto cultural o social de importancia en Ferrol donde no estuviese la figura del almirante, vistiendo su impecable uniforme, representado a la Marina y a la Fuerzas Armadas, con su enorme simpatía, estilo y respeto.
El compromiso de Ignacio Frutos para abrir Ferrol al mar, como una especie de “abre la muralla”, tal como decía aquella canción, como deuda histórica, y otras de sus actividades públicas, han logrado que el almirante sea Hijo Adoptivo de Ferrol, Medalla de Oro de la Semana Santa y el reconocimiento implícito de sus subordinados, sus co-paisanos y de la sociedad ferrolana en general.
Almirante Ignacio Frutos: no te olvidaremos. Tu casa está y estará siempre aquí.