Parece como si el destino se hubiera propuesto desmentir la frase triunfalista del ministro Oscar Puente en el Congreso: “España vive el mejor momento ferroviario de su historia”, dijo sin titubear. Pues no.
Tras un verano donde los incidentes y los retrasos han proliferado, el viernes las estaciones de Atocha y Sants volvían a convertirse en ratoneras donde cientos de pasajeros sufrían retrasos interminables por averías en la señalización o en las vías. Las frases que se escuchaban no hacían mención del “mejor momento ferroviario” sino que “esto es insufrible”. Como sería el caos que, horas después, el responsable de Adif, Angel Contreras era cesado fulminantemente. Parece que a Puente se le ha colmado la paciencia ante una gestión desastrosa que está arrastrando por el lodo la imagen de Renfe, en un momento en el que el Gobierno quiere promover el trasporte público. Precisamente, Pedro Sánchez aseguraba hace unos días, en una frase también poco afortunada, que era mejor el uso de cercanías y autobuses y “menos Lamborghini”.
¿Cuántos de los “tirados” en Sants y en Atocha se acordarían el viernes de la chistosa recomendación del presidente del Gobierno? En Transportes crece la inquietud porque el cese del responsable de Adif puede ser el primero de una reestructuración en toda regla que cambien las caras de muchos otros departamentos. No hay que olvidar que Oscar Puente heredó un ministerio que ahora mismo está sumido en investigaciones judiciales por el “caso Koldo”. Precisamente, el ahora cesado Ángel Contreras, se había reunido con Koldo y en otra ocasión con Abalos en la famosa marisquería La Chalana, según la UCO. El tema de las mascarillas persigue sin pausa a los que compartieron el ministerio con el guardaespaldas y mano derecha del ahora diputado del grupo mixto. Por cierto, que Jose Luis Abalos, desde su escaño ya fuera de la bancada socialista, cumplió su amenaza y votó con la oposición la propuesta de reconocer al exilado dirigente venezolano como presidente en lugar de Maduro.
Hay que reconocer que cuando Oscar Puente llegó de Valladolid para hacerse cargo del ministerio, sin que nadie hubiera explicado las razones del cese fulminante de su predecesor, hasta entonces mano derecha de Sánchez, el caso mascarillas no había saltado a las primeras paginas de los diarios, y muchos de los altos cargos siguieron en sus puestos.
Aún así, Puente, debería pensarse, antes de decirlas, sus frases categóricas, no vaya a desmentirlas la realidad de las vías.