En la política algunos errores se pagan. Ciudadanos lleva varios años pagando el error que cometió Albert Rivera, su primer líder, al dejarse deslumbrar por Madrid y por las encuestas que parecían señalar que podrían adelantar a un PP en horas bajas. Se equivocó, al igual que antes que él también se había equivocado Inés Arrimadas no sabiendo qué hacer con la meritoria victoria que Ciudadanos había conseguido en Cataluña luchando a brazo partido contra los separatistas. Arrimadas tenía perdida la investidura pero plantearla la habría colocado en el centro del escenario –TV3 habría tenido que retransmitirla–. No lo hizo y se vino a Madrid desconcertando al electorado constitucionalista que les habían apoyado.
Después, vino la famosa foto de la Plaza de Colón con el PP y con Vox. Era una denuncia contra los pactos infames de Pedro Sánchez con ERC y Bildu, pero los medios afines al sanchismo la pasearon de manera escarnecedora por los telediarios amigos y desde Ciudadanos no acertaron a contrarrestarla. Porque ése ha sido otro de los errores. Llegaron a apoyar al PP en varios gobiernos regionales (Madrid, Andalucía, Murcia y Castilla y León) pero se sentían incómodos. Se les veía acomplejados; se les notaba que hubieran preferido ir de la mano de los socialistas. Un PSOE que, a través de sus terminales mediáticas, les machacaba una y otra vez por su alianza con los populares.
El último error de Arrimadas fue concertar con ellos una moción de censura en Murcia para descabalgar al PP. La operación (fallida) desencadenó un efecto mariposa que llevó a Isabel Díaz Ayuso a convocar elecciones anticipadas en Madrid en las que acabó arrasando. Ahora, dentro de un mes, todos los sondeos apuntan a que en las elecciones de Castilla y León Ciudadanos será pasado por las urnas. Inés Arrimadas, excelente parlamentaria y mala estratega, no se presenta a los comicios pero tal y como están las cosas todos sabemos que tiene más pasado político que futuro. Los errores se pagan.