Una de las claves del avance de una sociedad es el desarrollo de sus comunicaciones. Hoy en día destaca dentro de las mismas el ferrocarril. Un área urbana sin adecuadas líneas ferroviarias tiene un futuro incierto.
Hablando de nuestra ciudad, queda claro que los logros son muy mejorables. Hubo que esperar hasta la década de los setenta del siglo pasado para que su comunicación principal por carretera, la anterior N-VI ―hoy N-651―, tuviera arcenes, firme adecuado y señalización horizontal ―invisible a día de hoy― como el resto de las seis ciudades.
Hubo que esperar hasta el año 1999 para disponer del Acceso Norte y circunvalación. Y, no nos engañemos, tenemos un puente de As Pías con cuatro carriles debido al accidente de la plataforma Discoverer Enterprise.
El retraso de la Autopista del Atlántico, también es llamativo. El primer tramo desde A Coruña a Santiago se inauguró en enero de 1.980. La finalización de la autopista a Ferrol ―sin iluminación en accesos y puente de la Ría― fue en abril de 2.004. “Solo 24 años de espera”.
La autopista del Cantábrico se desvió en su trazado costero para llegar por el interior a Santiago. Se palió, en parte, la medida con la construcción de la autovía a Vilalba.
Si todo lo descrito es duro, hablar del ferrocarril ―fundamental en la sociedad actual― se acerca a la pesadilla más prolongada. La alta velocidad llegó a Galicia en 2.011, aquí ni se le espera.
El primer tren, circuló de Barcelona a Mataró en 1848. Este transporte llegó a Coruña en 1.875. En Ferrol, esperamos a 1.913, “solo 65 años”. La línea del Cantábrico “llegó en septiembre de 1.972”.
Además, estas comunicaciones, prácticamente no se han mejorado desde su puesta en servicio, llevamos 111 años de retraso; y por supuesto, se nos ha excluido del próximo Corredor Atlántico ferroviario.
También hemos sido la última urbe en contar con estación de autobuses, hoy seriamente deteriorada.
Actualmente, en todas las ciudades gallegas, excepto la ferrolana naturalmente, se está dando un paso más con la construcción de las estaciones intermodales. Aquí esperamos una promesa del ministro de Transportes para que la estatal Adif firme con la Xunta el convenio de construcción. Debe aportar 18 millones de un coste de 40.
En cambiar estas discriminaciones recurrentes, tienen mucho que ver el esfuerzo y trabajo de los distintos Gobiernos locales; hasta ahora sin mucho éxito como hemos podido ver. Los actuales proyectos y hechos, son un signo de razonable optimismo, ojalá estemos cerca del punto de inflexión.