Ansiedad, insomnio, depresión: lo que el móvil provoca en tus hijos (y por qué quitárselo empeora todo)

Ansiedad, insomnio, depresión: lo que el móvil provoca en tus hijos (y por qué quitárselo empeora todo)
Un grupo de adolescentes consulta sus móviles I Freepik

Dos investigaciones pioneras del King’s College London (2020-2024), publicadas en Acta Paediatrica y BMJ Mental Health, revelan que el uso problemático de smartphones (UPS) en adolescentes no es un capricho generacional, sino un factor de riesgo para su salud mental. Los hallazgos, basados en 726 jóvenes británicos de 13 a 18 años, dibujan un panorama alarmante.

 

La prevalencia del UPS afecta al 18.7 por ciento de los jóvenes de entre 16 y 18 años y al 14.5 por ciento de los de 13 a 16 años, con una clara brecha de género: las chicas son las más vulnerables. Plataformas como TikTok e Instagram, diseñadas para maximizar el tiempo de pantalla mediante algoritmos de scroll infinito, emergen como las principales aliadas de estos comportamientos adictivos.

 

Romper el círculo 

El impacto en la salud mental es demoledor. Los adolescentes con UPS tienen el doble de riesgo de sufrir ansiedad y casi el triple de padecer depresión en comparación con sus compañeros sin este problema. Además, por cada 10 por ciento de aumento en el UPS, los síntomas de insomnio se incrementan un 15 por ciento, creando un círculo vicioso donde la falta de sueño agrava los trastornos mentales y viceversa.

 

Pese a esta realidad, los estudios destacan una paradoja: mientras el 63 por ciento de los jóvenes intentó reducir su uso de smartphones, solo el 12.5 por ciento buscó ayuda profesional. Los afectados por UPS son cinco veces más propensos a pedir apoyo, pero tropiezan con barreras como el estigma social o la normalización del abuso tecnológico

 

Entre las estrategias exitosas, destacan el uso del modo "no molestar" (efectivo en el 78 por ciento de los casos) y dejar el móvil fuera del dormitorio (65 por ciento), tácticas que, según el Dr. Ben Carter, autor principal, "deben integrarse en programas educativos basados en evidencia, no en prejuicios".

 

El espejo español: factores sociales, familiares y sustancias

Complementando estos hallazgos, un estudio español publicado en Gaceta Sanitaria (2023) con 3.778 estudiantes de Barcelona añade capas críticas al análisis. Dirigido por Marc Olivella-Cirici (Agencia de Salud Pública de Barcelona), el trabajo expone cómo el contexto sociofamiliar amplifica el UPS.

 

El 52 por ciento de las chicas y el 44 por ciento de los chicos reportaron un uso problemático ocasional o frecuente del móvil, con picos del 55.4 por ciento en adolescentes femeninas de bachillerato. Factores como las malas relaciones familiares multiplican el riesgo en chicos de 13 a 16 años, sugiriendo que el móvil actúa como refugio emocional ante conflictos en el hogar. 

 

Otros detonantes incluyen hábitos cotidianos como el uso de pantallas durante la cena (sobre todo en chicas de 17 a 18 años) o el binge drinking, una combinación peligrosa donde el alcohol y la hiperconexión se retroalimentan.

 

Pero el hallazgo más impactante se relaciona con la salud mental: las chicas con puntuaciones altas en el Cuestionario de Fuerzas y Dificultades (SDQ) tienen 21 veces más riesgo de desarrollar UPS frecuente. 

 

"El móvil no es solo tecnología: es un síntoma de malestar familiar, soledad o presión social", explica Olivella-Cirici, quien subraya que, en España, el problema se entrelaza con dinámicas culturales como la sobreexposición a chats grupales o la idealización de la disponibilidad digital constante.

 

Similitudes y divergencias

Al cruzar los datos británicos y españoles, emergen patrones comunes y matices reveladores. En ambos países, las chicas son las más afectadas, pero los motivos difieren. 

 

Mientras en el Reino Unido el UPS se vincula a la ansiedad por comparación social en redes como Instagram (obsesión por likes o estándares de belleza), en España el foco está en el uso compulsivo de aplicaciones de mensajería para suplir carencias afectivas en el entorno familiar.

 

Las estrategias para reducir el uso también muestran convergencias. Tanto británicos como españoles identifican la eliminación de notificaciones como la táctica más efectiva, pero coinciden en que herramientas como los bloqueadores de apps específicas fracasan por su rigidez

 

"Los adolescentes buscan autonomía, no prohibiciones paternalistas", apunta la Dra. Nicola Kalk, coautora del estudio británico “A multi-school study in England, to assess problematic smartphone usage and anxiety and depression” (Ben Carter, Mollie Payne, Philippa Rees, Sei Yon Sohn, June Brown and Nicola Kalk) publicado en Acta Paediatrica. DOI:10.1111/apa.17317.

 

En salud mental, las diferencias son sutiles, pero significativas. El trabajo del King’s College enfatiza el UPS como causa directa de ansiedad y depresión, mientras el estudio español lo presenta como comorbilidad asociada a otros factores, como el consumo de cannabis o la falta de sueño

 

Esta dualidad refleja la complejidad del problema: el móvil puede ser tanto detonante como consecuencia de trastornos subyacentes.

 

Un problema global con soluciones locales

Mientras el King’s College alerta sobre el vínculo UPS-salud mental y propone intervenciones individuales (ej: apps de autocontrol), el estudio español enfatiza el contexto social: sin abordar hábitos familiares (cenas sin pantallas) o factores escolares (presión académica), cualquier solución será parcial.

 

"Ambas investigaciones son piezas de un mismo puzle: el UPS es la punta del iceberg de malestares más profundos. La respuesta no es quitar el móvil, sino enseñar a usarlo sin que nos use", concluye la Dra. Nicola Kalk, psiquiatra del King’s College. 

 

La receta, en definitiva, combina pedagogía digital en las aulas, políticas que regulen diseños adictivos y, sobre todo, diálogo familiar libre de prejuicios. Este cruce de datos entre Londres y Barcelona confirma que, en la era digital, la salud mental adolescente depende tanto de circuitos cerebrales como de tiempo familiar sin móviles. Menos moralismo y más formación crítica.

 

Para saber más:

Carter B. et al. BMJ Mental Health (2024). DOI:10.1136/bmjment-2024-301115

Olivella-Cirici M. et al. Gaceta Sanitaria (2023)

Recurso: Más que un móvil. La guía que no viene con el móvil. UNICEF

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