Ha sido un tema casi tabú durante demasiado tiempo, pero cada vez tiene más visibilidad tanto en medios de comunicación como en redes sociales. La actriz Drew Barrymore, la pequeña Gertie en ET, no escondió, por ejemplo, uno de sus primeros sofocos ante las cámaras, mientras presentaba su programa de televisión.
La menopausia no es una enfermedad sino una fase del ciclo biológico de la mujer que pasa de su etapa reproductiva a la no reproductiva, por lo que hay que afrontarla con la mayor naturalidad, pero tomando las medidas oportunas para minimizar efectos negativos en la calidad de vida.
“Menopausia es la ausencia de menstruación después de un año”, puntualiza la doctora Luz Marina Márquez, del Hospital Ribera Juan Cardona de Ferrol. “Se produce un agotamiento ovárico, asociado a una disminución en la producción de estrógenos”.
La perimenopausia es un concepto que ya se ha incorporado al vocabulario común. Se refiere tanto a la etapa inicial de los cambios que desembocan en la menopausia, como en los momentos posteriores a que ésta se produzca.
“En el Hospital Juan Cardona contamos con un equipo médico dedicado a las mujeres donde podemos atender sus necesidades en esta etapa de la vida teniendo en cuenta cualquier trastorno, tanto físico como psicológico, que se puede relacionar con estos cambios”, añade la doctora Márquez.
La premenopausia inicia en la década de los 40, cuando se empiezan a notar las fluctuaciones hormonales y empiezan los síntomas como la sequedad de la piel, el cansancio, los sofocos… Es el momento más oportuno para empezar a incorporar cambios de hábitos en la dieta y de ejercicio para adelantarse a los efectos de la ausencia de las reglas.
El estudio médico propuesto por el equipo médico del Juan Cardonal incluye una evaluación ginecológica completa, un examen físico y una revisión del historial clínico. “Además, siempre realizamos una entrevista personal que será la que determinará qué tipo de pruebas médicas son necesarias: mamografías, ecografías, densitometrías, analíticas, consulta de nutrición o psicológica, etc.”.
“Los sofocos se producen por una alteración en el sistema de la termorregulación, a nivel hipotalámico, derivada de las modificaciones del nivel de estrógenos que están relacionados de manera indirecta con esa termorregulación”, explica la doctora. “Se manifiesta como una repentina sensación de calor y ansiedad provocando un aumento del flujo sanguíneo de la piel del cuello, cara y tórax, acompañado de sudoración y palpitaciones”, destaca. Los episodios de insomnio suelen estar vinculados a los sofocos y palpitaciones.
Aunque en esta etapa comienza el declive en la fertilidad y las menstruaciones van desapareciendo, no significa que no pueda darse un embarazo. Las reglas pueden ser irregulares, pero todavía puede ocurrir la ovulación. Por eso es importante consultar a los profesionales para utilizar los métodos anticonceptivos adecuados si se desea, y para que ayuden a determinar cuándo ha cesado toda ovulación.
La sintomatología a medio plazo en este proceso también puede incluir fragilidad de cabello y uñas, o sequedad vaginal, y redistribución de la grasa en el cuerpo.
“No debemos normalizar el malestar en esta etapa. La menopausia no debe ser sinónimo de malestar, así que ante cualquier síntoma que afecte al bienestar y la calidad de vida es mejor consultar con el especialista”.
Una de las creencias más extendidas es que las pérdidas de orina que se acentúan en esta etapa son inevitables. “No es así. Hay que evaluar cada caso, pero en una gran mayoría se puede solucionar con una serie de ejercicios de rehabilitación muy sencillos, los ejercicios de suelo pélvico, y en ocasiones, terapia local en el área genital que ayuda a aliviar el problema”, explica la ginecóloga.
Hábitos saludables
Es muy importante prestar atención a la respuesta emocional de cada mujer durante esta etapa. Por eso el Hospital Juan Cardona ofrece apoyo desde su unidad de psicología en los casos necesarios. “Algunas mujeres viven la menopausia con alegría, sin embargo, para otras es un momento de duelo por la pérdida de la fertilidad y el envejecimiento. Por eso es importante prestar atención a las alteraciones del ánimo de manera individualizada”.
Según la sintomatología que presente y su estilo de vida, cada mujer deberá tomar las medidas oportunas para mitigar los efectos adversos de la menopausia. “Es importante llevar un estilo de vida sano, dormir lo suficiente, comer equilibradamente y hacer ejercicio porque en esta etapa de la vida decae la tasa metabólica, es decir, la necesidad de ingreso energético es menor y la eficiencia de uso de energía es menor”, explica la doctora Márquez. “Hay que hacer ejercicio, tanto aeróbico como de fuerza. Y es recomendable pasar tiempo al aire libre y al sol para recibir la vitamina D”.
Potenciar los hábitos saludables en este período de transición ayudará a prevenir enfermedades más graves y aumentará notablemente la calidad de vida.
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