Una gran bola de fuego, generada por la entrada en la atmósfera de una roca procedente de un asteroide, ha sobrevolado las provincias de Jaén y Albacete hasta que se ha extinguido sobre la localidad de Calasparra (Murcia), a una altitud de unos 32 kilómetros.
El bólido se generó a las 6.50 horas de este miércoles, al entrar en la atmósfera terrestre una roca procedente de un asteroide a una velocidad de unos 69.000 kilómetros por hora, que hizo que tomara una gran luminosidad por lo que pudo verse desde buena parte de la Península, hasta unos 700 kilómetros de distancia, ha informado este jueves la Fundación Astrohita, que gestiona el complejo astronómico de La Hita, en La Puebla de Almoradiel (Toledo).
Asimismo, ha indicado que el fenómeno fue captado por los detectores que tiene instalados en el complejo de La Hita Universidad de Huelva, en el marco del proyecto Smart, que tiene como objetivo monitorizar continuamente el cielo con el fin de registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar.
También grabaron la bola de fuego los detectores que este mismo proyecto de investigación tiene instalados en los observatorios de Calar Alto, Sierra Nevada, Sevilla, La Sagra (Granada), Huelva y El Aljaraf.
Según análisis que ha hecho el astrofísico responsable del proyecto Smart, José María Madiedo, el fenómeno fue producido una roca procedente de un asteroide (un meteoroide), que al entrar en la atmósfera se volvió incandescente y generó una bola de fuego que se inició a unos 81 kilómetros de altura sobre el noroeste de la provincia de Jaén.
Desde allí avanzó en dirección este, sobrevoló el sur de la provincia de Albacete y finalmente se extinguió a una altitud de unos 32 km, casi sobre Calasparra.
La gran luminosidad del bólido, similar a la de la luna llena, hizo que lo vieran muchos testigos, y también pudo verse cómo al final de su trayectoria la roca se rompió en múltiples fragmentos, que continuaron avanzando incandescentes uno tras otro.
La roca quedó totalmente destruida en la atmósfera, por lo que ningún fragmento llegó al suelo, ha apuntado la Fundación Astrohita.