El concursante Rafa Castaño ha conseguido llevarse el mayor bote de la historia del programa de Antena 3 "Pasapalabra", 2.272.000 euros, al acertar las 25 palabras escondidas tras las definiciones de "El Rosco".
En la madrugada del viernes, unos minutos antes de las 00.00 de la noche, este concursante de Sevilla logró acertar qué palabras se escondían tras las letras del abecedario que le rodeaban en el ya clásico formato televisivo, según un comunicado enviado por la cadena televisiva.
El anterior mayor bote se había entregado en 2006, cuando el concursante Eduardo Benito logró 2.190.000 euros.
Anoche, Castaño batió a su contrincante, el burgalés Orestes Barbero, con una marca histórica de 179 segundos, el tercer mejor registro logrado por un concursante, y le ha terminado sobrando un minuto entero. Además completó las 25 letras de El Rosco en un solo turno, algo que nadie había conseguido antes y sin dar ninguna oportunidad a su rival.
Rafa Castaño llevaba 197 programas de Pasapalabra consecutivos y ya acumulaba 127.200 euros. El sevillano de 32 años ha logrado ganar en 75 entregas del programa y ha empatado en 64 ocasiones frente a Orestes, que había estado en el concurso durante 360 entregas.
Presentado en su actual etapa por Roberto Leal, "Pasapalabra" es un concurso que lleva emitiéndose en España desde el año 2000, cuando el programa empezó su andadura en Antena 3 con Silvia Jato al frente, y rápidamente se convirtió en un éxito de audiencias.
En 2007, Telecinco se hizo con los derechos del programa en España y Christian Gálvez tomó el timón, a la cabeza de las audiencias en su franja horaria casi a diario. En 2020, el programa volvió a su cadena original.
La mayor emoción del concurso se concentra en su tramo final, cuando los dos concursantes del día llegan a la última prueba, "el rosco", en la que cada uno debe acertar individualmente veinticinco palabras, cada una con una letra del alfabeto -excluyendo la K y la W- en un tiempo de 85 segundos más lo que hayan logrado acumular en las pruebas anteriores.
A velocidad casi inhumana, el presentador lee una corta definición para cada palabra a acertar o, en el caso de duda o no conocerla, pedir una pausa con la expresión que da nombre y sentido al programa.
Antes, los participantes deben superar otras pruebas, que han ido variando a lo largo de su historia, que sirven para acumular los preciados segundos que marcan una diferencia decisiva en el rosco y para las cuales cuentan con la ayuda de dos famosos cada uno.