El municipio de Valdoviño, "en hora", tres décadas después

El municipio de Valdoviño, "en hora", tres décadas después
El instrumento, de 1969, fue adquirido por el Concello en Cataluña I Concello

Un gesto tan sencillo como girar la muñeca o encender la pantalla del móvil para conocer qué hora es se antojaba difícil hace no tantos años, por lo que los relojes ubicados en los edificios significativos de las localidades resultaban fundamentales para que sus vecinos y vecinas pudiesen medir el paso del tiempo. 


En la actualidad, su necesidad ha pasado a ser simbólica pero la importancia de mantener este patrimonio ha llevado a Fernando Riobó, maestro relojero residente en la parroquia de Lago, a proponer al ejecutivo de Valdoviño la restauración del instrumento ubicado en lo alto de la casa consistorial, que llevaba tres décadas sin funcionar. “Cuando nos empadronamos aquí empecé a pensar que mi reloj no podía estar parado. Contacté con el alcalde y aceptó. El reloj no estaba abandonado, porque estaba bastante bien protegido, bajo techo. Siempre evitaron que hubiese humedad. Digamos que estaba durmiendo”, bromea el relojero, apuntando a que se encontraba en bastante buen estado. “No estaba ni podrido ni demasiado oxidado. Entonces empecé a mirar por dónde cojeaba y vi que todo se podía ir solucionando. Mi intención era no alterarlo demasiado porque se trata de una pieza histórica”, explica Riobó.

 

Reloj Valdoviño casa consistorial
Fernando Riobó junto a la maquinaria del reloj de la casa consistorial | Concello


Desde el Concello apuntan a que el reloj, de 1969, fue adquirido en Cataluña, en una fábrica tarraconense. Se trata de una máquina híbrida Blasco 2, “única en Galicia e das poucas que quedan en España”, remarca el ejecutivo valdoviñés.


Fernando Riobó limpió y engrasó con mimo el instrumento al inicio de su restauración. “Se paraba cada dos por tres. Le cambié un piñón pero con ese repuesto el problema no se solucionó y el reloj se paraba cada dos días. La cuestión residía en que se trata de un modelo que funciona con campanario, algo de lo que ahora no dispone. Al no haber campanas, no recarga. Se me ocurrió entonces hacer un circuito electrónico que simulase ese campanario. Me llevó casi un mes buscar los tiempos de subida y bajada de lo que es la pesa, las frecuencias, y a día de hoy lleva diez días seguidos funcionando sin problema”, comenta Riobó, que empezó en la profesión en el año 1989, se formó en la casa Casio y cuenta actualmente con un establecimiento especializado en el barrio ferrolano de Ultramar.

 

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El reloj antes de su restauración I Fernando Riobó

 

Imagen editada
El instrumento tras la restauración realizada por el experto I Fernando Riobó


Este profesional pone el foco en la importancia de mantener este tipo de instrumentos pese a que hayan perdido su esencialidad. 


“Yo veo la situación no solamente como relojero, sino como ciudadano. Nuestros abuelos lo compraron y tuvieron que pagarlo durante muchos años”, afirma, en relación al crédito que afrontó el Concello para su adquisición, cuya liquidación se prolongó de cinco a diez años.

 

 “La gente iba al campo y no tenía otra forma de guiarse. Cuando sonaba el reloj, terminaba la jornada laboral. Estos instrumentos tenían la peculiaridad de repetir las horas a los tres minutos, por si no te habías fijado en las campanadas”, añade el experto. 


Así las cosas, los vecinos y vecinas de Valdoviño pueden disfrutar de nuevo de su reloj de la casa consistorial, que en la actualidad se encuentra en fase de pruebas para procurar sus últimos ajustes. 

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