Después de debutar hace tres temporadas, cuando todavía era junior, en la liga EBA con el Baloncesto Narón –donde jugó también su primer año como sénior–, Samuel Barros se estrenó el pasado ejercicio en LEB Plata con el Xuventude Cambados. El equipo de O Salnés bajó de categoría, pero el base ferrolano no, porque tras esperar a lo largo del verano por una oferta que lo convenciese, al final encontró acomodo en el Zornotza Saskibaloi Taldea, escuadra que juega en el grupo oeste de esta categoría, la de bronce nacional.
Los resultados confirman el acierto de la decisión, puesto que el cuadro vizcaíno comparte con el Aquimisa Laboratorios-Queso Zamorano el liderato del grupo –ambos equipos, que se enfrenta esta tarde, suman diez victorias y cinco derrotas–. Y, a falta de siete jornadas para el final de la primera vuelta, el Zornotza espera asegurar cuanto antes una posición entre los seis primeros, lo que además de garantizar la permanencia, lo clasificaría para el cuadro principal de la competición, al que accedería con las victorias logradas ante los rivales que también se metan en el grupo junto a los seis primeros del grupo este. “El club nos dice que lo principal es la salvación. Pero, a partir de ahí, lo que sea, no se pone límites”, apunta.
Así que Barros confía en que su equipo mantenga la dinámica para lograr su primer objetivo de la temporada. Por eso, a pesar de que recuerda que el Zornotza tiene dos victorias de ventaja, además del “average”, sobre el séptimo clasificado, “no nos podemos relajar; está todo muy igualado”.
Individual
A nivel individual, aun saliendo desde el banquillo, Samuel Barros está demostrando su crecimiento. En los más de quince minutos de media que juega por partido, el base ferrolano acredita tres puntos y casi dos asistencias por duelo –es el segundo mejor del equipo en este apartado–, lo que lo convierte en una especie de “sexto hombre” que juega un papel importante en el buen rendimiento del grupo.
A sus 20 años, Samuel Barros describe su situación explicando que “trabajo cada día para llegar cada vez más arriba”. Y eso pasa, en primer lugar por alcanzar la LEB Oro. “No sé si voy a tardar dos, tres años... En casa –su padre es el entrenador Chiqui Barros– me dicen que esto es una carrera de fondo”. Además, el ferrolano tiene claro que obsesionarse por estar en esta categoría tampoco es bueno. “Si estoy como tercer base, sin jugar, tampoco sería bueno, lo consideraría como un año perdido. Si llega el momento sería porque estoy preparado para jugar de verdad”, recuerdo.
Y es que, tal y como insiste, “no tengo prisa, sino que hay que hacer las cosas bien. Y cuando llegue el momento, llegará; no me conformo con quedarme en LEB Plata”.