La reducción de las primas a la cogeneración impuesta recientemente por el Gobierno ha llevado a Ence a proceder al cese de la producción de celulosa en la planta de Huelva, a donde se enviaba todo el tronco de eucalipto que se almacenaba en la terminal de la compañía en el puerto exterior de Caneliñas.
La decisión de la empresa tendrá consecuencias no solo en los tráficos de la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao, sino también en las asociaciones de propietarios forestales que han firmado acuerdos de suministro en los últimos tiempos.
Ence operaba desde hace años en el puerto de Ferrol a través de una autorización de uso, pero no fue hasta el año 2012 cuando solicitó la concesión para habilitar en la dársena de Caneliñas una terminal de 5.000 metros cuadrados de manipulación de productos forestales. Entonces, se fijó en 150.000 toneladas el tráfico mínimo, cantidad que en el primer año natural completo, 2013, no se alcanzó. En concreto fueron poco más de 96.000.
El anuncio de la compañía de acometer una profunda reestructuración en la planta de Huelva se produjo a comienzos de septiembre, después de que las “importantes pérdidas” se prolongasen durante tres trimestres consecutivos. Entonces se decidió transformar el complejo industrial, con una capacidad de producción de 410.000 toneladas de celulosa al año, en un parque de energía renovable, principalmente biomasa.
un tráfico importante
El cese de la actividad de la planta de Huelva supone un importante varapalo para una mercancía que en los tres últimos años ha casi triplicado su peso en los tráficos del puerto de Ferrol. Así, el año pasado, aun sin alcanzar la pastera el objetivo mínimo, se superaron las 300.000 toneladas entre las operaciones de embarque y descarga de Caneliñas y los muelles interiores que hasta ahora gestionaban otras dos empresas además de Ence, Portucel y García Forestal, que, como se sabe, construirá una planta de biomasa en el puerto exterior.
La decisión de Ence, que ha provocado ya la paralización de las operaciones de carga en Caneliñas, interrumpe así una actividad con un gran potencial de expansión que la propia pastera había cifrado en su momento en unas 250.000 Tm. al año.