La afición a patinar de tres jóvenes y la puesta en común de sus conocimientos –técnico en actividades físicas, maestro y nutricionista– se ha convertido en solo unos meses en toda una empresa, la escuela de patinaje “Sobre rodas patinaxe”.
José Santiago, Borja Bouzamayor y Pablo Arribas, todos ellos trabajadores de Decathlon, han hecho de su pasión por las ruedas una forma de encarrilar su futuro profesional, que compaginan con su trabajo en la tienda deportiva.
En nueve meses cuentan ya con más de 200 alumnos en Ferrol y Narón
Comenzaron impartiendo clases de patinaje en Decathlon como actividad corporativa –donde continúan los sábados– y dado el éxito de la iniciativa se decidieron a ampliar docencia y de un modo totalmente profesional. Uno de ellos se hizo autónomo y contrató a los demás, así surgió “Sobre rodas patinaxe”, con sus primeras clases en el pabellón de Santa Mariña, aportando cada uno de ellos 50 euros para el alquiler del espacio y dando sus primeras clases, cuatro horas a la semana, en el mes de junio del pasado año con ocho adultos y cuatro niños.
Pronto empezaron a darse cuenta de que su “aventurilla” podía tener éxito. El boca a boca hizo que durante el verano, hasta septiembre, llegasen a tener unos 60 alumnos.
“Como vimos que respondía bien la gente empezamos a hablar con colegios de Narón para llevar la actividad a los centros”, explica Pablo Arribas. Presentaron la iniciativa con contenidos y programa y fue muy bien acogida en todos los centros a los que se dirigieron. Así, a partir de septiembre, además de en Santa Mariña comenzaron a dar clases en los cuatro grandes colegios de Narón, como actividad extraescolar, con unos 20 niños, como mínimo. Piñeiros fue el siguiente punto de “Sobre rodas patinaxe” y varios colegios de Ferrol fueron uniéndose a esta actividad, al conocer el trabajo de la escuela.
La profesión de los tres jóvenes les ha servido mucho a la hora de enfocar su modo de impartir las clases. Como comenta Pablo, coexisten la parte deportiva, la didáctica y la de salud.
Las actividades se dividen por niveles. Uno es de primer contacto, para el que nunca se haya puesto unos patines, y permite contar con la seguridad necesaria para incorporarse a una clase con garantía. Otro nivel es el de iniciación –el básico y que tiene más alumnado–, en el que se enseña a patinar. Después, perfeccionamiento, que son pocos alumnos, “porque somos exigentes, sobre todo por seguridad y no porque no sean capaces”, apunta Pablo.
En los colegios se atiende más a la vertiente lúdica que a la técnica pero todos aprenden a patinar. En las clases de asociaciones vecinales, adultos y jóvenes se preparan de forma más completa para poder patinar sin problemas.
Ahora, “Sobre rodas patinaxe” quiere dar un paso más y fomentar el asociacionismo, creando algún club de los aficionados a los patines y el skate –ya cuentan con algún competidor en rollerblading–. El sector de entre 14 y 25 años sería el adecuado para esta iniciativa colectiva.