Los históricos astilleros de A Graña vuelven a tener actividad. Desde hace unos años, en sus dos gradas de casi setenta metros se reparan y construyen embarcaciones casi a diario, una actividad que en la última década había caído en el olvido en esas latitudes de la ría.
Tras el embrolloso final de Astafersa, las instalaciones habían quedado en desuso hasta que un joven emprendedor de la ría de Muros, Manuel Caamaño –con experiencia en los astilleros familiares de Noia–, decidió apostar por estos antiguos talleres para desarrollar la nueva actividad que su recién adquirida empresa, Bláscar, comenzaba a realizar. Cuando Manuel tomó las riendas de esta firma de origen coruñes, especializada en servicios eléctricos y ubicada en el puerto herculino, decidió diversificar su negocio aprovechando su amplia cartera de clientes. “Solo tuvimos que decirles a los armadores, que ahora también hacíamos y reparábamos barcos”, comenta el joven gerente.
Su labor ya ha sido reconocida en varias ocasiones por las asociaciones empresariales de la comarca y es que el crecimiento de esta nueva división de Bláscar fue exponencial. Actualmente en su plantilla cuenta con más de 80 empleados directos, pero asegura que por los talleres hay constantemente “otras 30 o 40 empleados” flotantes de las subcontratas que realizan.
El éxito del negocio ha sido tal que en enero de este año ampliaron –duplicando su capacidad– sus instalaciones con la adquisición de otro astillero histórico en el entorno de A Cabana, frente al muelle carbonero. Sus principales clientes son armadores cántabros y vascos y con una flota de cinco o seis pesqueros que necesitan continuas reparaciones.
“Este año, el trabajo que más hemos realizado es reconversión de embarcaciones, sobre todo ampliaciones de eslora para la pesca de la merluza”, explica Caamaño. “De momento no nos podemos quejar, ya no podemos crecer como al principio, pero estamos manteniéndonos y tenemos carga de trabajo para el inicio del próximo año, que no es poco. Eso habla del nivel de satisfacción de nuestro clientes”.
Unos clientes que también han certificado el buen hacer de las empresas auxiliares de la comarca. “No necesitamos salir de aquí para subcontratar los trabajos más específicos con la máxima calidad. Contamos con empresas con un bagaje impresionante como Infat, Indasa, Detegasa, Galictio y muchas otras, así que no vemos motivos para buscar en otro sitio, salvo expreso deseo del cliente”.
encargos actuales
Esta semana se produjo la botadura del “Balayo”, un barco arrastrero de nueva construcción que será entregado oficialmente en un mes. Además, Bláscar está concluyendo también en las instalaciones de A Cabana la construcción de una pontona tipo jack-up de gran capacidad, que será botada y probada en los próximos días. En las gradas de A Graña estos días apuran las tareas de pintado del pesquero “La Paloma Dos”, aprovechando la tregua que les ha dado la lluvia.
Tras efectuar estas próximas entregas, todas ellas en sus etapas finales, las gradas se ocuparán con la reparación de tres split-barge, para destacadas empresas de la comarca, como Canlemar o Amarradores de Ferrol.
El horizonte del naval en la urbe parece que también se despeja con proyectos emprendedores que ponen en valor la pericia y la experiencia de la comarca. n