Decenas de miles de personas tomaron este domingo las calles de varias ciudades a lo largo de Birmania (Myanmar) en desafío al nuevo gobierno militar, que levantó hoy el bloqueo de internet tras más de 24 horas de desconexión.
Las manifestaciones más numerosas se registran en Rangún (Yangón), antigua capital y ciudad más poblada, donde columnas de personas marcharon desde varios puntos de urbe hasta concentrarse alrededor de la Pagoda Sule, el monumento más representativo del país.
Con proclamas en favor de la democracia arrebatada el lunes por el Ejército y en contra de la junta militar, encabezada por el general Min Aung Hlaing, muchos de los asistentes son jóvenes nacidos décadas después de la implacable represión de los uniformados contra el levantamiento popular de 1988 y que eran niños durante la revolución azafrán de 2007, también sangrientamente doblegada.
"Los militares han subestimado a los jóvenes. No conocemos lo que sucedió en 1988, pero no les dejaremos gobernar de nuevo como lo hicieron con nuestros padres", apunta un estudiante de botánica de 19 años, quien movilizó a sus amigos y conocidos para que se unieran a las manifestaciones de este domingo.
"Respetar nuestros votos", "justicia para Birmania" o "libertar a nuestros líderes", rezan algunos de los carteles que exhiben los manifestantes, quienes constantemente alzan los tres dedos -anular, corazón e índice- en un gesto de disidencia popularizado por la saga literaria y cinematográfica "los juegos del hambre".
El sonido del claxon de los coches en apoyo al movimiento pacífico de desobediencia civil iniciado contra los militares se mezcla con las canciones en favor de la democracia, muchas entonadas por primera vez durante el levantamiento de 1988.
La Policía ha establecido controles y barricadas en varios edificios públicos del centro de Rangún, como el Tribunal Supremo o el Ayuntamiento, donde unidades de soldados armados aguardan en su interior.
Sin embargo no se han registrado hasta el momento enfrentamientos entre las autoridades y los manifestantes, quienes entregan a los policías rosas y botellas de agua y les piden que se unan a la protesta popular.
Las concentraciones prodemocracia también se han sucedido en numerosas partes del país, entre ellas Naipyidó -la capital fundada en 2008 por los militares- y Mandalay -la segundad ciudad más poblada-, donde caravanas de personas en motocicleta circularon por la ciudad, además de decenas de poblaciones.
Un día aislados del mundo
Tras pasar más de 24 horas con un bloqueo casi total a las conexiones de internet, la red fue restablecida sin previo aviso a primeras horas de la tarde del domingo.
"El servicio de internet ha sido restaurado", indicó en Twitter la operadora Telenor Myanmar, que ayer expresó su rechazo a la imposición de las autoridades aunque acató la medida.
El portal de seguimiento Netblocks, con sede en Londres, indicó en su última actualización que Birmania registra "una restauración parcial en la conectividad a internet", aunque precisó que "no está claro si la restauración se mantendrá y las redes sociales permanecen bloqueadas".
Sigue vigente por lo tanto la censura ordenada por los uniformados contra Twitter y Facebook, aunque muchos usuarios logran burlar las restricciones a través de programas VPN (red privada virtual).
Los militares ordenaron la víspera a todas las teleoperadoras en el país el bloqueo de las conexiones de datos -necesarias para el funcionamiento de internet- para evitar la divulgación de "noticias falsas" y para mantener la "estabilidad" del país, con el objetivo implícito de frenar a la disidencia.
"Tenía que entregar mi tesis de graduación, pero decidí unirme al movimiento de desobediencia civil (contra la dictadura). Les dije a mis profesores que no entregaría nada, que no quiero ser parte de un sistema dictatorial", comentó hoy un estudiante de la facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Yangón.
Más de 150 detenidos
En las manifestaciones predomina el color rojo que identifica al partido Liga Nacional para la Democracia (LND), encabezado por la nobel de la Paz y depuesta líder del gobierno democrático, Aung San Suu Kyi, y se reclaman la liberación de todos los detenidos por los militares, entre ellos Suu Kyi.
Desde la asonada al menos 152 personas continúan detenidas, entre ellas dos sentenciadas a dos años de cárcel por cargos que no han sido precisados, mientras que las autoridades han puesto en libertad a otras doce personas que habían sido arrestadas durante el golpe, apuntó anoche la Asociación de Asistencia para Prisioneros Políticos.
Suu Kyi permanece bajo arresto domiciliario en su residencia en la capital y estará bajo investigación al menos hasta el día 15 por un delito de importación ilegal de dispositivos telefónicos, penado con un máximo de tres años de cárcel.
Los militares, que ya gobernaron el país con puño de hierro desde 1962 hasta 2011, tomaron el poder el lunes al alegar un fraude masivo en las elecciones de noviembre, donde el partido de Suu Ky arrasó al imponerse en el 83 % de los escaños en liza.
El lunes estaba prevista la reunión inaugural del Parlamento conformado en los comicios, pero los militares ordenaron su suspensión y forzaron un decreto de emergencia para hacerse con el poder.
A pesar de la celebración de elecciones y el proceso iniciado en 2011 en Birmania hacia una "democracia disciplinada", como la denominan los uniformados, el Ejército mantenía todavía un amplio control sobre los aspectos políticos y económicos del país.