Andrés Otero Amoedo vuelve a exponer su obra pictórica tras décadas en las que su afición por el dibujo quedó convertida en un placer privado, en una forma de dar salida a sus sentimientos y vivencias en una época complicada de su vida. Su debut fue en 1989 en una colectiva en Caranza para pintores noveles y mañana inaugura en la Casa de la Cultura de Sada la que será su primera muestra individual. La primera de muchas, pues en su calendario están ya, para el otoño, la Casa del Humor de Fene, la Casa de las Palmeras de Neda y el centro comercial Odeón. Mantiene además contactos con otras salas para seguir dando a conocer un trabajo que incluye óleos, acrílicos o maderas y en el que reconoce influencias del surrealismo y del cubismo, aunque también se encuentren marinas o paisajes.
“En mi familia todos somos un poco artistas”, explica. “Mi hermano mayor fue el que me dio un lienzo y sus pinceles. Además daba clases y fue el que me enseñó algunas cosillas sobre el tema. Desde entonces hasta ahora trabajo para mí”. Andrés Otero siguió interesándose por el arte, visitando galerías y exposiciones “pero siempre al margen, desde el lado del observador”.
Hace tres años que quedó en el paro y, al encontrarse con sobres llenos de trabajos y bocetos que había realizado mientras hacía guardias nocturnas, decidió recuperarlos y dar a conocer a los demás las experiencias por las que atravesó en los años 90 y primera década del siglo, una temporada difícil, aunque ahora haya ganado estabilidad familiar. De hecho estas “experiencias con compañeros y amigos, con gente que ha pasado por mi vida”, que esbozaba incluso en servilletas, posavasos o cajetillas de tabaco tienen tonos oscuros que ahora, al plasmar esos bocetos en lienzos, años después, giran hacia el color y dan vida a esa “luz de silencios” que da título a la exposición.
“Volver a coger los pinceles me gustó y me relajó muchísimo y he terminado unas 18 o 20 obras de las que me siento muy orgulloso”, explica. Las enseñó a amigos y a gente relacionada con el arte y lo animaron a darlas a conocer.
Mientras comieza a dar salida a este trabajo, piensa ya en nuevas series. “En mi cabeza siguen bullendo cosas y ahora tengo en mente varios retratos”. Aun así, en su forma de afrontar el lienzo prima la espontaneidad, “las vivencias del momento”.