Archibald se ha convertido en la principal atracción del jardín zoológico de Skopje. Archie, como lo han apodado ya cariñosamente sus cuidadores, es un pequeño canguro albino que acaba de abandonar el marsupio de su madre tras meses de desarrollo corporal. El pequeño níveo dejó su bolsa hace un par de días maravillando a los guardas del zoo con la primera visión de un canguro blanco con ojos, garras y orejas rosadas.
“Cuando Archie nació era tan pequeño como un osito de gominola. Al principio nadie pudo verlo de cerca por lo que no teníamos ni idea de que iba a ser albino. Estuvo mamando en el marsupio de su madre durante seis meses y solo lo vimos cuando por fin decidió salir”, relata a Efe la guarda Biljana Drnkova.
Archie no es el único canguro albino del zoo de Skopje. Una hembra, Piksi, vive en el rincón australiano de este parque desde hace un par de años y es uno de los animales más accesibles, al que los visitantes pueden tocar y tomar fotos. El recién llegado pertenece a la familia de los ualabíes, un macropódido considerablemente más pequeño que un canguro, y es el séptimo de esta especie en el zoo. De hecho, Drnkova asegura que la madre de Piksi es también tía de Archibald.
“El albinismo aparece como resultado del apareamiento entre familiares. Los canguros de nuestro zoo son parientes cercanos, por lo que nos gustaría tener nuevos animales de este tipo aquí para tener más variedad genética. Es muy complicado criar y mantener sanos a los albinos. Tienen un sistema inmunológico un 50% más débil que los demás animales”, explica a Efe Drnkova.