El vencedor del torneo registró con una marca de 27,23 metros. El segundo clasificado fue el ilicitano Antonio “Tono” López, con una distancia de 25,16 metros, y el tercero, Salvador Galipienso con 12,27 metros, natural de la localidad alicantina e Crevillente.
Este campeonato mundial se celebra cada año en la plaza del Congreso Eucarístico de Elche y participan aficionados, especialistas de cada modalidad y los campeones de los torneos celebrados en Elche, de dátil, y Cieza (Murcia) de oliva.
Esta singular iniciativa se enmarca en las actividades organizadas por la Real Orden de la Dama de Elche, con motivo del 121 aniversario del descubrimiento del busto en el yacimiento ilicitano de La Alcudia, para recordar a este icono de la cultura íbera y reivindicar su regreso a la ciudad desde el Museo Arqueológico Nacional (MAN).
Antes de cada uno de los lanzamientos, los participantes deben escoger la oliva más adecuada y, ya con el hueso en la boca, preparan los pulmones y toman carrerilla para lanzar el hueso lo más lejos posible.
Al igual que ocurre con el hueso de dátil, aunque debido a su mayor tamaño no permite marcas tan largas como en el caso de la oliva. En ambas modalidades el punto máximo del lanzamiento son los 19 metros que marca la madera.
El campeonato contó con representación institucional, ya que dos concejales del Ayuntamiento de Elche quisieron probar suerte en la fase previa, aunque su marca no les permitió estar entre los tres mejores.
Este año las reglas variaron respecto a ediciones anteriores, lo que dificultó la obtención de grandes marcas. Y es que en esta ocasión se colocó una alfombra estrecha en el suelo, que frenaba el bote de los huesos y además, quedaba invalidado el lanzamiento en caso de salirse del tapete. El ganador, ya un veterano en este campeonato, aunque fue este año cuando consiguió el primer premio, dejó claro que no existe una técnica concreta para conseguir un buen lanzamiento. “Lo importante es tener una buena capacidad pulmonar”.