La bailarina ferrolana Iris Pintos crece como coreógrafa y durante su estancia de Erasmus en Rotterdam (en la academia Codarts) ha creado el solo “LazineZZ”, que presentó este mismo domingo en un concurso internacional en Turín para el que se seleccionaron once finalistas. Se trata de una reflexión sobre la pereza y sobre la obligación de superarla para concluir un trabajo o preparar unos exámenes. Es una propuesta muy vinculada a su momento vital (“nació en una semana en la que tenía que presentar varios trabajos, en Rotterdam y en España”, explica) y que mantedrá para llevarlo a certámenes y festivales.
Mientras tanto tiene por delante el último curso para lograr el Grado Superior de Danza en el Conservatorio de Valencia y el desarrollo de su nueva compañía, 4928IT, que ha formado con Toni Aparisi a partir del éxito de la coreografía “Emigrar”. El germen fue un trabajo individual con el que ganó en certamen coreográfico Delmar y que después se convirtió en un dúo. Con este formato consiguió un gran éxito en abril en el Certamen Coreográfico de los Teatros del Canal de Madrid y ahora pretende formar un espectáculo completo para girar con él en el que explorar nuevos formatos y, sobre todo, buscar la comunicación con el público, “que participe para entender lo que es el proceso creativo”. Pintos está a la espera de la respuesta de varios ayuntamientos a una propuesta de residencia para desarrollar este proyecto.
También ha llamado a la puerta de Ferrol para, vinculado a “Emigrar”, llevar a cabo unas jornadas de danza que coincidirían con las fiestas de verano y que incluirían espectáculos de danza en el Jofre, conferencias, baile en la calle y también clases. Iris Pintos lamenta que a pesar de que había acuerdo con el departamento de Cultura y el proyecto estaba avanzado, finalmente no se llevará a cabo porque, explica, desde el Concello se exigía que participasen todas las escuelas de danza de la ciudad y algunas de ellas no tenían disponibilidad en agosto.
Pese a todo, no pierde la ilusión por poder mostrar en su ciudad lo que ha aprendido en estos años de experiencia académica y profesional, también como una forma de mostrar que saliendo fuera y buscando nuevos caminos pueden encontrarse salidas para dedicarse a la danza. “Para mí actuar en Ferrol sería un privilegio absoluto y ahora era el momento perfecto para poder volver”, explica.
Mientras ese día llega, trabaja para continuar dedicándose a su pasión en un momento de adelgazamiento cultural. “Quedan salas pequeñas pero si te empeñas, salen las cosas”.