La asociación SQM-EHS Galicia busca aliados para una vida sin tóxicos

La asociación SQM-EHS Galicia busca aliados para una vida sin tóxicos
La ferrolana Gelis Soto, afectadade SQM, y María Argentina Rey | cedida

El Sergas publicó este año un Protocolo de Atención a las Personas con Sensibilidad Química Múltiple para que los sanitarios tengan unas pautas a la hora de tratar a estos enfermos, con especiales dificultades para acceder a los centros sanitarios. Es un paso necesario para mejorar el cuidado de los afectados por una enfermedad en alza que provoca una reacción sistémica –de diferentes grados de gravedad– ante la exposición a sustancias químicas sintéticas. La consecuencia es que, para ellos, el acudir a un centro de salud puede ser, en sí mismo, un agravante de la enfermedad. El documento, sin embargo, es susceptible de correcciones respecto a la higiene de la ropa hospitalaria o de la composición de los desinfectantes de uso habitual. La presidenta de la asociación SQM-EHS Galicia (Sensibilidad Química Múltiple-Hipersensibilidad Electromagnética), la doctora María Argentina Rey Fernández, visitó estos días Ferrol para compartir su experiencia y la de los afectados con la gerencia del área sanitaria (fue recibida por Ángel Facio) y con empresarios.

“Es una enfermedad desconocida incluso dentro del propio sistema sanitario, pero no es una enfermedad rara, porque vemos que puede afectar al 5% de la población”, explica Rey Fernández.

Ella la desarrolló a raíz de un contacto único con un vertido de gasoil en su centro de trabajo (los casos por exposición única suelen ser derivados de este tipo de circunstancias laborales), pero se da también por la acumulación de la exposición a sustancias sintéticas que forman parte de la vida cotidiana del mundo desarrollado. “No nacemos con ella, es una enfermedad adquirida y cualquiera de nosotros puede estar afectado en un determinado momento de su vida. Perdemos la tolerancia a los productos químicos. Hay un antes y un después y en cada nueva exposición se van a producir nuevos síntomas, que se dan por debajo de los rangos establecidos como límite de exposición profesional”.

“Vivimos en una sociedad que trata con productos químicos absolutamente todo: sus alimentos, el agua, la ropa que viste, el aseo y la limpieza... Contamina hasta el aire que respira”, explica María Argentina Rey. “Nuestra piel no diferencia lo que es bueno de lo que es malo y todo eso se está absorbiendo”.

No hay más tratamiento que la prevención, y los enfermos se vuelven expertos en consumir comida biológica, vestirse con materiales orgánicos, depurar el agua corriente, purificar el aire y limpiar y desinfectar con auga oxigenada, limón, vinagre y bicarbonato. “No hace falta un producto para cada esquina de la casa”.

Pero los enfermos de SQM no dependen solo de sí mismos, y cuando salen a la calle, en el contacto con los demás y en las estancias compartidas, se exponen de nuevo. Por eso su batalla es también la de la concienciación de la sociedad de que se puede, y se debe, vivir de una forma menos agresiva con los demás seres vivos y con el medio ambiente. “Hay que poner freno a esto porque, si no, va a haber cada vez más gente afectada”. Son, también, personas que pueden necesitar mascarillas y que están perjudicadas por la escalada de precios y el desabastecimiento provocados por el coronavirus. “Nosotros, que sí las necesitamos, no las estamos encontrando. Además, no las asume la Seguridad Social y es un gasto muy grande”.

Las demandas del colectivo pasan también por dar a conocer su situación y por reclamar igualdad de derechos. “No se nos está tratando en las mismas condiciones que a cualquier otro paciente, no hay la igualdad y equidad que debe de haber. Estamos luchando por nuestros derechos”, comenta María Argentina Rey, que critica que el desconocimiento de la enfermedad hace que se retrase el diagnóstico y que se llegue a él en un estado más avanzado. “Es fácil asociar los síntomas pero hay que pensar que esa enfermedad existe y que esa persona puede tener la enfermedad. Se calcula que se tarda una media de cinco o diez años en conseguir un diagnóstico. Y no hay médicos de referencia en Galicia para nosotros. Es muy difícil que te deriven a donde están los especialistas y estás en tierra de nadie durante mucho tiempo”.

La entidad propone mejoras al protocolo del Sergas para tratar a los enfermos en los centros sanitarios

En el ámbito laboral, donde las empresas pueden tomar medidas para reducir la exposición, hay además otras demandas, porque la enfermedad acaba siendo incapacitante “y llega un momento en el que no puedes trabajar, es imposible, pero no se están concediendo incapacidades”.

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