Nunca, al menos en los tiempos más recientes y en esta zona, se suscitó una polémica tan grande en torno a la celebración de unas fiestas patronales. Ocurrió en Barallobre (Fene), lugar de residencia de una de las familias más afectadas por la tragedia del accidente ferroviario de la víspera de Santiago, la que perdió a Lidia Martín, de 35 años, y a su hija, Daniela Recio, de dos.
Los festejos, en honor a Santiago y la Virgen del Carmen, se celebraban en una parcela propiedad de la Liga de Amigos de Barallobre, organizados por una comisión de vecinos ajena la citada entidad.
Pues bien, según la información recogida al respecto, el viernes, cuando el cadáver de Lidia ya se encontraba en el tanatorio de A Gándara y su familia esperaba que se confirmase la identidad del de la pequeña, dio comienzo la verbena, después de que las bombas de palenque hubiesen sonado a lo largo de todo el día.
Al parecer, un hermano de Rafael, el marido de Lidia y padre de Daniela –que también sufrió lesiones en el accidente–, acudió en torno a las 21.30 horas al campo de la fiesta a pedir que se suspendiese y la música dejó sonar, pero a la media hora se reanudó. Fue entonces cuando, según informó a este periódico una prima de la fallecida, Rafael se dirigió al lugar de la celebración acompañado por dos hermanos y solicitó a la orquesta que dejase de tocar, sin conseguir su objetivo.
Más tarde, dos primas de la víctima reiteraron la petición, encontrándose con la sorpresa de que estaba presente la Guardia Civil, a la que, al parecer, había llamado la comisión, por temor a que Rafael pudiese hacer algo, ya que, según dijeron, amenazó con quemar el palco si no suspendían la verbena.
Consultado al respecto por este periódico Manuel Vidal, presidente de la Liga de Amigos de Barallobre, aclaró que la entidad a la que representa solo es la titular del campo, que lo cede a la comisión para las fiestas. Indicó, asimismo, que él no estaba en el lugar de los hechos, pero que tenía conocimiento de que el marido de la chica fallecida había subido al palco para intentar parar la verbena y que la comisión organizadora preguntó a la gente, alrededor de 250 vecinos, en su mayoría de Barallobre, si la suspendían y dijeron que no.
Según Manuel Vidal, los miembros de la comisión organizadora se reunieron y decidieron continuar, porque los gastos ya estaban ocasionados y la orquesta en el escenario.
Maite, una prima de la víctima, aseguró ayer que se trataba de que los padres de Lidia pudiesen descansar, después de haber pasado tres días y dos noches desesperados, llorando. “Era una cuestión de solidaridad, pero no pudimos hacer nada”, dijo.
En este periódico se recibió ayer un escrito firmado por cuatro vecinos de Barallobre que decían estar indignados por el hecho de que las fiestas patronales se hubiesen desarrollado en su totalidad, ajenas a los siete días de luto decretados por la Xunta y respaldados por todos los concellos, y al dolor de esa familia por la pérdida de dos de sus miembros. “Es vergonzoso y nos sentimos impotentes –apuntaban– al ver esto, oír la música y los fuegos, y ver a la gente con las orquestas, mientras una vecina de la parroquia y su hija están muertas”.
También se recibieron llamadas de vecinos de la comarca en el mismo sentido, expresando su malestar por la celebración de las fiestas de Barallobre, A Gándara, As Somozas y Valdoviño, y valorando el hecho de que, por ejemplo, se hubiese suspendido la romería de A Fraga, en As Pontes, municipio al que no pertenecía ninguna de las víctimas.